Muchos costarricenses ya no quieren coger café, sembrar arroz, cortar caña o recoger melones.
Le hacen la cruz a todo lo que tenga que ver con las labores que hicieron a este país próspero.
El Ministerio de Agricultura anunció el 18 de setiembre que había 40 mil puestos disponibles para esas labores. Fue una noticia maravillosa para los 296 mil desempleados que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reportó para el segundo trimestre de este año.
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Los interesados debían hacer una especie de inscripción en las sedes regionales del MAG en San Carlos, Liberia, Grecia, Pérez Zeledón, Puriscal, Siquirres, Esparza y Cartago.
Pero, ¿sabe cuántos se apuntaron? Solo 485.
Las áreas que necesitan tantas manos van a tener que contratar a extranjeros, como lo explica Óscar Arias Moreira, vocero de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA).
“Mucha gente no quiere trabajar en agricultura, quieren un trabajo de oficina, en un supermercado, un call center. Por eso nos planteamos la pregunta, ¿qué queremos hacer con la agricultura en este país?”.
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Sergio Murillo, asesor comercial de Eka Consultores, organizadora de Expoempleo (que inicia este viernes) dijo que en la feria del año pasado, el perfil de los desempleados eran personas de 18 a 30 años, con secundaria completa o bachillerato y que, en muchos casos, buscaban un bretecito por primera vez.
“De quienes nos visitaron, siete de cada diez eran desempleados, con universidad incompleta o cursando", explicó.
Es decir, dada la necesidad, ese número de personas estaría calificado para desempeñar una labor en el campo.
Sin embargo, para Murillo el perfil de personas que llega a buscar un bretecito a una feria de empleo, es diferente al que requiere la agricultura.
“La respuesta más sencilla sería que el tico las quiere fáciles, quiere estar en el trabajo de sus sueños sin esforzarse, pero no es algo que no se sepa. Los trabajos de campo, de construcción, algunos operarios siempre están disponibles, pero no sé las razones del por qué no los toman. En las ferias, unos de los principales requisitos que piden las empresas es el inglés avanzado y se convierte en la piedra en el zapato de muchos”, dijo Murillo.
Óscar Campos, un campesino dijo que los muchachos de hoy en día no quieren trabajar, pese a que a él le dio prosperidad, dignidad y con eso le pudo pagar el estudio a sus hijos.
“Que hayan llegado cuatrocientos al llamado de la agricultura son más bien muchos. Uno ahora le dice a un muchacho que vaya a coger café y va al percolador y dice, ‘papi ya’”.
Para Óscar Campos, otra situación que aleja a los jóvenes de la labor agrícola es la misma ley, que no deja trabajar a menores de edad.
“Diay, si esa ley hubiera estado en época de mi tata, probablemente lo hubieran metido al tabo. Hemos trabajado toda la vida y no somos menos dignos y si usted no pone a bretear a un muchacho que no quiere estudiar, termina jugando play y fumando monte. ¿Eso quieren?”, dijo.
Otra semanita
Ante la poca respuesta de la convocatoria, la viceministra de Trabajo, Natalia Álvarez, dijo que el periodo de inscripción se amplió una semana más para que la gente que no estaba enterada tenga un chance más o para aquel que a lo mejor cambió de opinión ante la necesidad de ingresos.
“Tenemos que ser respetuosos de las elecciones de empleo de cada persona, hay una valoración interna que realiza cada quien y tiene que ver con habilidades, modalidad de contrato, periodos y hasta el entorno familiar”, dijo.
Dijo que los pagos que se otorgan son los mínimos de ley y que son evaluados periódicamente.