El pueblo de La Legua de Puriscal celebró este Viernes Santo un viacrucis muy especial, porque es una tradición que este año cumplió 45 años de llevarse a cabo. Esa devoción fue heredada de los padres misioneros, quienes dejaron una cruz en lo alto de un pequeña montañita que pasó a llamarse cerro La Cruz.
Es una actividad que sigue creciendo año con año en esta comunidad de familias campesinas.
En la procesión participan jóvenes, adultos y niños. Inicia en lo alto del cerro, donde está una cruz que fue colocada por misioneros españoles desde el año 1973, y desde entonces doña Nelly Vargas y su hijo Carlos Montoya, junto a Gerardo Carmona y muchos otros vecinos tomaron la decisión de hacer esta procesión.
Rezos con devoción.
Los fieles hacen las 14 estaciones del viacrucis desde el cerro La Cruz hasta el templo parroquial, con un recorrido de más de un kilómetro y medio, a través de un camino quebrado.
Es una procesión muy esperada por las familias de este pueblo, a la que también se apuntan fieles de Heredia, Cartago y Alajuela.
Estos visitantes prefieren vivir la procesión típica de un pueblito rural, que termina con un almuerzo familiar que incluye rica sopa de pescado o bacalao, con tortillas, picadillos y ensaladas.
Don Carlos Montoya es uno de los vecinos que conoció a los misioneros españoles. "Me acuerdo muy bien de su nombre, Pedro Biscarri, español, quien fue el padre que nos dejó esta bella tradición de la que celebramos 45 años", aseguró Montoya.
Además, comentó que la cruz es un símbolo en este pueblo y para todo aquel que los visita.
Doña Nelly Vargas ya con más de 95 años, es una de las pioneras de esta procesión, en la cual ya no puede hacer el recorrido debido a su edad, es por eso que la ultima estación está frente a su casa, donde ella la espera con fe y devoción, todo para agradecerle Aquel que es nuestro salvador.