Zopilotes, zanates y aguiluchos son algunas de la aves que han chocado este año contra aviones en pleno vuelo en las cercanías del aeropuerto internacional Juan Santamaría.
Aunque para muchos un ave es incapaz de hacerle daño a semejante chuchón en el aire, el tema se las trae, ya que dos vuelos vieron afectada su operación, aunque los daños fueron menores. El verdadero peligro es que un pájaro se meta dentro del motor de un avión, ya que puede perder energía.
Ante esta situación, Aeris, el administrador del aeropuerto, encendió las luces de alerta y decidió remediar la situación, mediante un proyecto ecológico.
Aeris descubrió un incremento considerable de ese tipo de aves, debido a la gran cantidad de desechos sólidos y sin tratamiento que generan porquerizas, granjas avícolas, fincas ganaderas y mataderos que hay especialmente en San Antonio de El Tejar, al sur del aeropuerto.
“Nos dimos cuenta que muchos de los residuos llegan a mantos acuíferos y a lagunas, sin tratamiento alguno. Eso genera olores que atraen a las aves”, explicó Rafael Mencía, director ejecutivo de Aeris.
Durante el estudio de campo detectaron 187 actividades agrícolas que dejan los desechos expuestos al aire y que por lo tanto atraen a las aves.
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La empresa decidió que la mejor forma de combatir el problema era hablando con los dueños de las fincas para aplicar un método que les permitiría matar dos pájaros de un tiro. Primero podrían controlar la población de aves y de paso generar energía para que las fincas le saquen el jugo.
Se trata de un sistema de tratamiento de aguas llamado biodigestor (descompone la materia orgánica en condiciones sin oxígeno y facilita la extracción del gas resultante para su uso como energía), que ya empezó a utilizarse en la finca Los Tejares.
La salvada es que se transforman los desechos sólidos en dióxido de carbono, que a su vez se transforma en energía eléctrica que será aprovechada por la finca, explicó Mariela Solís, encargada de ambiente y fauna de Aeris.
Según Mencía cada biodigestor cuesta entre ¢3 y ¢8 millones y deben hacer entre 20 y 25 para ser efectivos y terminar con el problema de los pájaros, pero para conseguirlo necesitan que los dueños de fincas se apunten al proyecto y de paso se beneficien al hacerlo.
“Este proyecto nos está aportando muchos beneficios entre ellos gas que utilizaremos en la misma finca. Estamos muy contentos de que Aeris nos haya tomado en cuenta para ser los primeros en formar parte de un proyecto que además protegerá el ambiente. Vecinos como ellos y que se fijen en los que la “pulsean” son los que hay que tener”, afirmó Walter González, propietario de finca Los Tejares, la primera en meterse al proyecto de Aeris.
Como no todos los dueños de las fincas tiene la platica suficiente para realizar el proyecto, Aeris les meterá el hombro financieramente con el fin de disminuir el impacto negativo de las aves en el funcionamiento del aeropuerto.
La salvada para los propietarios de las fincas es que además de eliminar los malos olores, podrán utilizar la energía generada para calentar a los animales y sentir un ahorro en el recibo eléctrico. También colaboran con el ambiente porque la que producen es limpia.
“Es energía muy preciada para utilizar en la iluminación y para que los animales se sientan cómodos, crezcan más rápido y se mantengan calientes”, dijo Solís.