La propuesta de la diputada Paola Vega para castigar a las personas que se quiten el condón durante el acto sexual sin el consentimiento de la pareja, es vista con buenos ojos por las trabajadoras del sexo.
Nubia Ordoñez, presidenta de la organización La Sala, que representa a este tipo de pulseadoras, reconoció que la medida es buena, pues saben el riesgo que corren de adquirir una enfermedad venérea.
“A veces es un dolor que el cliente se ponga el condón, la negociación es complicada, ha pasado que al principio el varón dice que sí, pero luego se quita y dice que va sin condón”, comentó.
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Ordoñez explicó que la petición de los varones hacia ellas es no utilizar el preservativo, ya que no siente el mismo placer.
“A ninguna de nosotras nos gusta que un hombre empiece y que durante la relación se quite el condón porque lo usamos por protección a enfermedades, embarazos no deseados y por aseo, es algo que todas lo tenemos en consideración”, mencionó.
La líder expuso que pese a las campañas que han hecho a lo interno del gremio para utilizarlo, muchas no lo usan para ganarse unos cuantos colones más.
“Algunas tienen deudas, tienen que pagar la buseta de los hijos y otras cosas, por eso es que aceptan, no debería ser así, pero es algo que ocurre”, comunicó.
En su experiencia compartiendo con mujeres que venden su cuerpo, Ordoñez aseguró que más del 80% de ellas utiliza el preservativo gracias a las constantes campañas que han realizado.
Pese a aprobar la iniciativa, la líder dijo que la propuesta podría tener algunos vacíos al momento de ser de ser aplicada en caso de que los diputados la conviertan en ley.
“Lo complicado es probar eso ante un juez porque básicamente es la palabra de la otra persona contra la nuestra, por ejemplo, otra cosa que sería difícil es encontrar testigos, por eso me parece que le falta al proyecto para que su aplicación sea buena”, detalló.
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Temor a ser baleadas
Mientras tanto, Samantha Araya, una mujer trans que ejerció el comercio sexual, dijo que para ellas es difícil denunciar situaciones de ese tipo porque algunos clientes son agresivos, al punto de insultarlas, golpearlas y hasta balearlas.
“Son tan descarados que hasta hueco le hacen a los condones, no quieren usarlo, lo primero que dicen es, ‘la llevo pero sin condón’, relató.
Samantha añadió que es importante la ley, pero invitó a las autoridades a legislar para que ellas puedan salir de esa profesión mediante herramientas de trabajo o solucionar el problema de pobreza extrema.
“Nos jugamos la vida todas las noches, al menos las mujeres cisgénero (con vagina) tienen derecho a un prostíbulo, nosotras ni eso, no tenemos baño para hacer las necesidades en la calle. Salimos a trabajar, pero la fe es que no nos violen, que no nos peguen, que no nos manden mal par la casa”, agregó.
Tanto Samantha como Nubia, coincidieron en que se debe pulir más la propuesta e informar acerca de los castigos que según la idea, van desde los 9 hasta los 15 años de cárcel.