Al momento de la llamada de La Teja, doña Trinidad del Carmen Castro Porras no estaba en su casa, pero su hija, María del Milagro, tomó nota de la buena noticia y le mandó un mensaje de texto al celular para que se viniera soplada a la casa apenas terminara la misa.
"Cuando llegué a la casa le pregunté a mi hija que había pasado y ella me dijo que me llamaron de La Teja, pero pensé que me estaba agarrando de mona, así que ella insistió y yo me puse a brincar como loca de la felicidad".
Para esta vecina de Hatillo es una enorme bendición contar con los ¢300 mil colones del premio porque siempre supo que la suerte en algún momento la visitaría, como sucedió este lunes que se pegó ¢150.000 en una tarjeta de regalo y otros ¢150.000.00 en una orden de compra en Ópticas Visión.
"Es increíble la sensación de saber que a uno lo llaman para darle tan buena noticia", comentó la suertuda, quien nunca ha dejado de activar los códigos.
La señora estaba tan feliz que llamó a todas las hermanas, les contó a los vecinos e incluso a la señora de la pulpería "La Formoso", que es la que le guarda todos los días el periódico para entregárselo cuando va a comprar el pan.
El premio le cayó como anillo al dedo, ya que con la orden de compra de Ópticas Visión podrá comprar los lentes que hace tiempo necesita y que no había podido comprar.
Además piensa aprovechar para comprar un diario y un estreno de ropa para ir bien guapa a la boda de su sobrina, Nancy Chinchilla, que se casa en noviembre.
La suertuda dice que ahora más que nunca mantendrá su buena costumbre de comprar La Teja porque esa sensación de ganar la quiere volver a repetir.