Para el Colegio de Profesionales en Orientación, si se respeta el protocolo para casos de agresión de estudiantes a docentes que ya existe en el ministerio de Educación (MEP), el estudiante que agredió al director del Liceo Rodrigo Hernández, en Barva de Heredia, debería terminar en la Fiscalía.
Este caso se vivió el 9 de setiembre pasado. El director del liceo Rodrigo Hernández, Mario Soto Quirós, fue reubicado en otro puesto fuera de esa institución. El estudiante fue suspendido 10 días.
Este caso, que el video se hizo viral recientemente, ha tomado otro rumbo porque el estudiante y su familia aseguran que el director, supuestamente, estaba acosando a la hermana de 13 años del estudiante que lo agredió, algo que el director niega totalmente.
Karen Álvarez Alvarado, miembro de la Junta Directiva del gremio oficial de los orientadores, asegura que lo que se vivió en el liceo de Barva “rompió el molde” por así decirlo, porque por primera vez, al menos en todos los videos y denuncias que se han hecho virales en redes sociales, un alumno agrede a un director de una institución.
“Se debe respetar el protocolo de actuación ante situaciones de violencia física, sicológica y sexual. Eso significa que esa agresión se debe denunciar ante la Fiscalía. Esa es la herramienta que se debe utilizar y respetar”, explica la orientadora, quien nos aclaró algunas dudas:
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¿No existe otra posibilidad menos fuerte?
“Existen debidos procesos administrativos como suspensiones, rebajas de conducta, sin embargo, ante una agresión como la que vimos la activación del protocolo debe llevar a la Fiscalía, no hay otra salida”, respondió la profesional.
¿En verdad es culpa del encierro por la pandemia tanto pleito y agresividad entre estudiantes?
La pandemia solo aumentó lo que ya somos como sociedad. En los hogares los jóvenes cada vez respetan menos la autoridad de sus padres, tienen más acceso a armas y viven en zonas cada vez más violentas. Los centros educativos solo son otro lugar más al que los jóvenes van violentos y sin respeto a la autoridad, tal y como lo hacen con sus padres en la casa y con la gente de su lugar de residencia. No hay que generalizar, por supuesto.
¿Cómo viven los profesores tanta violencia de sus alumnos?
Es imposible desconocer que los profesores van a dar clases con miedo de ser agredidos. Sin embargo, también hay educadores que tienen la capacidad de acercarse a los estudiantes y a sus padres. Hay miedo, sí, pero no es general, es mucho, pero no pasa en todos.
¿Podría ser peor la Fiscalía?
Un proceso que incluya a la Fiscalía no es sinónimo de cárcel. Hablamos de un proceso con el acompañamiento indicado para lograr mejorar al máximo la conducta del alumno. Entendemos que cada caso es diferente, pero sí se debe respetar el protocolo que existe.
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¿Cómo la viven los orientadores del país ante tanta violencia?
En verdad que es un gran reto, muy difícil. Complicado. También es una tremenda oportunidad para acercarse al adolescente y trabajar para lograr un adulto de grandes valores; en ocasiones se presentan casos de jóvenes agresivos que no tienen quién los escuche, los guíe y por eso ser orientador es una posición de privilegio para cambiar vidas.