El presidente electo, Carlos Alvarado, escogió la plaza de la Democracia para el traspaso de poderes, el 8 de mayo.
Alvarado dejó claro desde el 2 de abril que no quiere gastar mucho en el traspaso y por eso se está haciendo todo lo posible para que este no salga muy caro.
Realizar este evento en la plaza de la Democracia ayuda en la reducción de los costos considerablemente. El presupuesto con el que se cuenta es de ¢100 millones.
La plaza tiene una gran importancia simbólica para el país pues representa la abolición del ejército y fue allí donde se celebró, en 1989, los cien años de lo democracia costarricense.
Para garantizar la participación del pueblo y también ir con la voluntad del presidente electo, quien quiere un traspaso bien inclusivo, habrá espacios reservados para poblaciones como personas con discapacidad, adultos mayores, estudiantes y miembros de los pueblos indígenas. Además habrá 2000 sillas, que se serán ocupadas por quienes quieran asistir al evento.
Además de la sesión solemne de la Asamblea Legislativa habrá un acto cultural y la juramentación del gabinete. Una vez terminado el acto de traspaso de poderes, Alvarado irá a pie por la avenida central hasta el Teatro Nacional.
En el teatro, el presidente ya juramentado recibirá los saludos oficiales de los Jefes de Estado y de las delegaciones internacionales.
De una vez Alvarado dejó claro que no habrá jamita para nadie, porque eso cuesta mucho dinero, así que el tradicional almuerzo del presidente con su gabinete se canceló. Esto con el objetivo de disminuir gastos que no son indispensables.
Después de los saludos diplomáticos en el Teatro Nacional, el presidente volverá a la plaza de la Democracia, donde habrá un concierto abierto a todos a cargo de grupos nacionales.