Las primas Gladys Jiménez, Rosalía Molina y Nelsy Valverde salieron este sábado a las 5 a. m. de La Lumbre de Corralillo de Cartago para ir a pagarle favores a la virgencita de Los Ángeles.
Las tres se armaron bien con mascarillas, alcohol en gel, botellas de agua y bastones para emprender el largo camino de seis horas a pie.
“Hacer la romería es una tradición, a uno lo mueve la fe, cada quien trae en su corazón sus intenciones. En mi caso vengo a agradecer porque una hija mía salió bien de unas cirugías que le hicieron recientemente.
“Los bastones que traemos ya los teníamos porque nos gusta hacer caminatas allá donde vivimos y los trajimos para ayudarnos en el camino”, dijo Gladys.
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Al llegar a la basílica unos fieles que estaban ahí se les acercaron y le preguntaron a Rosalía de dónde venían y cuando ella les dijo que de Corralillo le regalaron una imagen de la Negrita con todo y vestido.
“Fue muy linda la experiencia, yo estaba sacando una foto de la basílica cuando me regalaron la imagen. Siento una gran emoción, hasta sentí como un frío cuando me la entregaron por la fe que uno le tiene a la virgen, viene con un vestido bien lindo y ya está bendita, eso es lo que más significado le da”, contó Rosalía.
Pese a que las autoridades de Salud y la Iglesia pidió a los fieles que no hicieran romería, las primas dicen que ellas decidieron hacer el recorrido con mucho cuidado, evitando las aglomeraciones.
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Piden un milagro
En la explanada de la basílica varios vendedores le pedían a la virgen un milagro para ver si lograban subir las ventas.
Lorena Loaiza alistó hace ocho días unos pañuelitos con la imagen de la virgen de Los Ángeles para venderle a los romeros, pero dice que el negocio ha estado malísimo.
“Hice cincuenta pañuelos y en toda la semana he vendido solo treinta, también vendo rosarios, pulseras y unas tejitas alusivas también a la Negrita.
“Hasta hoy he visto un poco más de movimiento, yo espero que mañana y el lunes también venga gente para poder sacar algo de plata, porque de mí dependen un hijo y dos nieticos”, asegura Loaiza.
Lorena contó que todos los artículos que ella vende están benditos porque un día de estos llegó el obispo de Tilarán, Manuel Salazar, y cuando salió del templo aprovechó para saludarlo y pedir la bendición de sus productos.
Por su parte, José Arturo Rodríguez, quien tiene 29 años de ganarse la vida como copero en las afueras de la basílica, coincide con Lorena en que este año, por la pandemia, las ventas han estado pa’l tigre.
“Hoy al mediodía había vendido apenas quince copos, cuando antes en un día normal llegaba a vender hasta sesenta. Este es el segundo año que no hay romería y yo entiendo que lo hacen para que no haya contagios, está bien porque hay que proteger la salud, pero ojalá que ya el otro año sí haya porque todos los comerciantes nos hemos visto muy afectados, las ventas nos han bajado como un 60%”, expresó don José Arturo.