Muy sonriente llegó el presidente saliente, Luis Guillermo Solís, a leer su último informe de labores antes de entregar el poder a Carlos Alvarado el próximo 8 de mayo.
Armado con un traje entero, muy formalito y con la banda presidencial bajo el saco, Solís empezó advirtiendo que había hecho un resumen del resumen que entregó a los diputados.
De inmediato se puso a destacar los 100 hechos que él considera como los más importantes de su administración.
Mientras leía el largo documento, los ministros salientes y los nuevos diputados se hundían en el documento revisando cada palabra y haciendo anotaciones, aunque otros a ratos se distraían viendo el celular o preguntando algo al legislador de al lado.
Los ujieres no tuvieron descanso llenando los vasos de agua de los legisladores.
Solís destacó las acciones contra las pensiones de lujo, la lucha para garantizar los derechos de la comunidad LGBTI. A los 51 minutos tuvo que hacer una pausa para tomarse un sorbo de agua y seguir.
Se la jugó bonito y no se tomó las dos horas y media que tenía planeado para hablar y se despidió al cumplirse la hora con un "¡que viva Costa Rica!".