Los seis perros que tiene Gabriela Chaves comienzan a prepararse desde principios de noviembre para lo que se les viene en todo diciembre: los juegos de pólvora.
Gaby, quien tiene más de 10 años de salvar zaguaticos de la calle, les da por varias semanas unas gotas de medicina natural para que poco a poco se vayan tranquilizando y que así en los últimos 15 días de diciembre, cuando más pólvora se revienta, no la pasen horrible.
“Es tremendo, ellos se asustan demasiado y se desesperan muy fuerte. Yo tengo que estar con ellos y ponerme de sicóloga, abrazarlos, tranquilizarlos y demostrarles que todo está bien… mis perritos la pasan horrible con las bombetas”, nos contó Gaby, la mamá humana de Anselmo, Keylor Navas, Machito, Itatí, Alvarito y Linda.
Teresita Borge también tiene la casa llena de peluditos, pero ella no tiene problemas en diciembre porque chinea gatos, tiene 15, y los misingos no se complican la vida con las bombetas.
“Los gatos con costos le ponen atención a uno, ellos son tan independientes que nunca he visto, en más de 50 años de tener gatos, a uno de ellos con una reacción negativa ante las bombetas, eso no es con ellos, ni se asustan, ni se alteran ni nada, la pasan tranquilos”, nos comenta Teresita.
¿Por qué Teresita y sus gatos viven un diciembre tan diferente al de Gaby con sus perritos? Esa pregunta se la hicimos al doctor Mauricio Jiménez Soto, del Hospital de Especies Menores y Silvestres de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).
“Se ha visto que ellos (los gatos) pueden asimilar un poco mejor algunos detonantes como estos; pero es importante mencionar que hay menos investigaciones y conocimientos de conductas en los gatos”, explica el médico veterinario.
Agrega el doc que las diferencias en las capacidades auditivas influye que ante las bombetas los gatos se la tiren sabroso y los perros horroroso.
Los firulais tienen oídos más sensibles a los ruidos fuertes que los misingos, esto provoca que a la hora de los bombetazos los perros sientan el estallido en las puras orejas y fuertísimo, mientras que los gatos los escuchan donde realmente están ocurriendo, lejos.
Eso sí, el doctor Jiménez deja bien claro que alguien puede tener como mascota un gato muy nervioso, entonces sí debe ponerle atención cuando revientan bombetas porque si se altera y sale corriendo puede sufrir algún accidente.