No llevamos ni 15 días desde que finalizó la Semana Santa y eso alteró la realidad de muchas familias que decidieron irse a las playas o la montaña para disfrutar de los días libres. Familias que comieron en la calle, compraron alimentos en el camino y se los comieron, además, compraron alimentos para comerse en la casa días después.
Esas familias que andaban de paseo tomaron agua en otras zonas del país, algunos llevaron la comida hecha a la playa, pero en medio de servirle a los chiquillos, al abuelo y a la tía el platico de comida, un poquito de arena le cayó al arrocito con pollo, pero como estábamos frente al mar, ni pelota le dimos.
Incluso, se compraron alimentos para comerlos una vez regresamos del paseo, muchos de esos alimentos todavía hoy, semana y media después, se están consumiendo en el hogar.
Pues bien, todos esos cuidados de los que nos descuidamos, de acuerdo a lo que nos explica la Caja Costarricense de Seguro Social (Caja), podrían provocar la muy conocida “diarrea viajera”. Es que de paseo en ocasiones se nos olvida lavarnos las manos y así también entran los bichos a los alimentos y nos enfermamos.
“Nunca podemos olvidar, está la vigilancia de niños y adultos cuando la diarrea se vuelve aguda, porque puede llegar convertirse en un cuadro de emergencia médica para niños y adultos mayores”, advierte la Caja.
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Los signos y síntomas que pueden confirmarnos la urgencia de ir a consultar de manera oportuna a los servicios de salud son los siguientes:
- Ojos hundidos.
- Boca seca.
- Debilidad.
- Vómitos abundantes.
- Letargia (el niño está lento, demasiado calmado a como acostumbra a ser).
- Alteración del estado de conciencia. (dice cosas incoherentes).
- Llanto sin lágrimas en niños pequeños.
- Dolor abdominal.
- Deposiciones líquidas abundantes, especialmente cuando son tres o más deposiciones en una hora.
En cualquiera de esos casos es mejor ir a los servicios de emergencias.