La actitud que tuvo el presidente de la República, Rodrigo Chaves, con la presidenta ejecutiva del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Gloriana López, no fue bien vista.
El politólogo Gustavo Araya calificó al mandatario como autoritario, mientras que la abogada laboralista María Marta Salazar dijo que un jefe no debe llamar la atención de sus subalternos en público.
Todo se dio luego de que la periodista Katherina Bonilla, de Noticias Columbia, preguntara este miércoles en una conferencia de prensa, cómo iba la investigación que realiza el PANI por el caso de Keibril, la niña de nueve meses que fue raptada.
Cuando el mandatario le preguntó a López si ya había pasado el mes de tiempo que le dio para llevar a cabo una investigación administrativa y ella le respondió que en realidad el mes había empezado a contar a partir de este martes, que fue cuando se dio la notificación, Chaves se molestó y hasta le dijo que no quería pelear con ella en público y que mejor luego hablaban.
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La abogada María Marta Salazar, de la firma Punto Medio Abogadas, dijo que aunque muchas personas han calificado lo ocurrido como acoso laboral, ese término debe manejarse con mucho cuidado.
“El acoso laboral es una conducta sistemática repetida y sostenida en el tiempo, generalmente se habla de conductas sostenidas por lo menos por seis meses. No necesariamente por una o dos veces que se dé una situación así se puede decir que hay acoso. En este momento no me atrevería a decir que se está dando acoso laboral, podría ser más bien una falta grave, si el presidente la trató de mala manera podría ser que esté cometiendo una falta disciplinaria”, expresó.
Se corrige en privado
Lo que sí dejó muy en claro la especialista en derecho laboral es que cuando un jefe, así sea el presidente de la República, debe llamarle la atención a un subalterno, debe hacerlo con respeto y en privado.
“Nunca es recomendable que un patrono le llame la atención a un colaborador en público, siempre se recomienda que cuando se va a llamar la atención se haga de manera retirada del resto, porque la persona se puede sentir ridiculizada, puede sentir que se le están mancillando su dignidad.
“Si un patrono debe corregir porque algo se está diciendo mal en conferencia de prensa, por ejemplo, evidentemente él puede corregir de una manera muy respetuosa, sin sonar como que la está regañando, o dejándola en mal”, aseguró la abogada.
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Por su parte, el politólogo Gustavo Araya, dice que lo ocurrido muestra una faceta poco favorable del presidente.
“Desde la óptica de la comunicación política, la actitud del mandatario fue antidemocrática en tres principios, primero en no ser empático con la situación, el problema no es la jerarca del PANI, sino la situación que se estaba viviendo. Dos, esto tiene que ver con solidaridad y tres, tiene que ver con conducción política lo que lleva a establecer un diálogo, no a indicarle a la persona con la que está interactuando, amenazas veladas como ‘después hablamos’ o el ‘muchas gracias’ con un tono despectivo y autoritario.
“Esto tiene que ver también con verticalismo, donde la persona conocedora no importa, la persona que sabe cómo se aplica el debido proceso y cómo se debe llevar a cabo la aplicación de la ley general de administración no es relevante para él. Él está por encima de las reglas del juego, es el autoritarismo en su máxima expresión”, manifestó.
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Saber escuchar
La psicóloga María Ester Flores asegura que la situación que se dio entre Chaves y López se debió en gran parte a que estaban tratando un tema muy doloroso y delicado como lo es el rapto de Keibril.
“Dentro de lo que se puede ver es importante, sobre todo, en una investidura presidencial, que es una persona de ejemplo para toda la población, así que mantener una comunicación asertiva tiene que ver con el saber escuchar, con la pausa, mirando a los ojos y teniendo empatía con la otra persona.
“En este caso podemos ver por parte de don Rodrigo una respuesta que no es empática, que es de enojo y defensiva y eso provocó más malestar en la persona que le estaba cuestionando, hay que cuidar eso porque se puede malinterpretar. Cuando una persona tiene poder, intimida a la subalterna”, explicó la especialista.
María Ester finalizó diciendo, al igual que la abogada, que este tipo de discrepancias es mejor tratarlas en lo privado.