Rodrigo Chaves, presidente de la República, se metió solito en un embrollo del cual le va a costar mucho trabajo salir.
Y es que en la cadena nacional del pasado domingo 8 de diciembre, habló de más y dijo cosas que un presidente no puede decir a la ligera.
En La Teja nos dimos la tarea de analizar su discurso llamado “¡No más alcahuetería!“ y detectamos ciertas frases que no son del todo ciertas.
Piedra en el zapato
En la primera parte, el presidente se dedicó a desmeritar al Poder Judicial, la Corte Plena y al fiscal general Carlo Díaz, alegando que trabajan “cuando les da la gana y les conviene”.
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Incluso mencionó casos como Aldesa, la Trocha y el Cementazo para invitar a la pueblo a ayudarlos a conseguir una mayoría dentro de la Asamblea Legislativa, para que en 2026 ellos puedan “lavar la podredumbre que queda en las personas que capturaron nuestras instituciones”.
Pero, ¿qué tan cierto es que un presidente puede quitar y poner jueces o magistrados a su antojo, solo con tener mayoría en la Asamblea?
Según explicó el abogado Kendall Ruiz, no es tan sencillo como lo pinta Chaves.
Si bien es cierto que son los diputados quienes escogen a los magistrados y que solo ellos pueden destituirlos por el voto de no menos de 38 diputados, no los pueden quitar así como así.
“Para removerlos hay procedimientos especiales, se necesita una causa justificada y fundamentada en razones específicas. No puede ser un acto en investigación, eso sería una falta al debido proceso", explicó Ruiz.
“No es como que simplemente puede llegar un grupo de diputados y decidir destituir a los magistrados”.
Beligerancia política
El segundo punto --que podría salirle muy caro-- fue que esa invitación que hizo de cara a las elecciones del 2026 que podría meterlo en un gran problema.
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“Si en el 2026, cuando yo no sea presidente, no hay 40 o 45 diputados absolutamente opuestos a los que ustedes y nosotros elegimos, si no logramos sacar a los que ustedes saben, este país no va a poder arreglar los problemas más profundos", dijo en cadena.
“Yo le estoy diciendo que la única forma de arreglar esta patria, al Poder Judicial, a la Contraloría, a los mandos medios (...) es que ustedes digan vamos a apostar por formar un grupo lo suficientemente gran de diputados muy diferentes a los que hay hoy”.
Y si bien no mencionó ningún partido político en específico, fue muy clara su referencia y esto podría llevarlo a ser acusado de beligerancia política.
Pero, ¿qué es eso?
En palabras sencillas es cuando un funcionario se presta para hacer campaña electoral o participar de alguna actividad que beneficie a un partido político.
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El Tribunal Supremo de Elecciones, el Código Electoral y la Constitución Política siempre han sido muy claros en que ciertos funcionarios públicos, el presidente y ministros incluidos, no se pueden prestar para esos jueguitos.
Ahora, ¿qué pasa si lo hace?
La ley es muy clara al decir que no importa el cargo del funcionario, de llegar a ser culpable, se le va a inhabilitar por dos años para ocupar cargos públicos y se le va despedir sin responsabilidad patronal.
En el caso de un alto cargo, como es el del presidente, primero la Asamblea Legislativa tiene que decidir si se le levanta la inmunidad antes de ser investigado, si la Asamblea fuera tan eficiente como quisiera Chaves, el presidente ahorita estaría metido en un broncón.
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Esta no es la primera vez que el presidente peca de hablar de más. Según explicó Andrei Cambronero, letrado del Tribunal Supremo de Elecciones, Chaves tiene dos denuncias abiertas en su contra por beligerancia política, ambas por las elecciones municipales.
Logros ajenos
Por último, Chaves aprovechó para mencionar que la economía está “volando”, en especial cuando hablamos de crecimiento económico y que somos uno de los tres países de Latinoamérica con la macroeconomía más sólida.
Y si bien, ambos logros son ciertos, lo que al presidente Chaves se le olvidó mencionar es que la economía está de esa manera por políticas que se aprobaron en gobiernos anteriores.
“En la parte fiscal, lo que él ha logrado cosechar se debe a las reformas del 2018. Sin esas reformas no hubiera sido posible que él tuviera resultados favorables”, explicó Fernando Rodríguez, economista de la Universidad Nacional.
“A mí lo que me inquieta es a qué costo y la implicación que tienen estos resultados favorables. Sí, la economía tiene un buen crecimiento, pero no es un crecimiento en el que todos estemos en el mismo nivel".
A ojos el experto, la mayor parte del crecimiento aún se mantiene concentrado en el Valle Central, además de ser un crecimiento que no crea empleo ni dinamiza la recaudación de impuestos.
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Es más, para nadie es un secreto que se han dado recortes en la inversión de programas educativos y sociales.
Más preocupante aún, según reveló, por el momento no se cuentan con datos suficientes para determinar si el crecimiento actual se debe a políticas del presidente o a factores externos.