Roger Martínez, de 32 años, además de resguardar la seguridad de Costa Rica, también es el encargado de la alimentación de sus compañeros en la delegación de la Fuerza Pública de La Uruca.
Martínez tiene más de 10 años de ser policía y debido a la carencia de personal de cocina, también se ha venido desarrollando como cocinero en las delegaciones en las que ha estado.
Pese a que a él no le reconocen un solo cinco por esa recarga de funciones, él asegura que lo hace con mucho amor, porque le encanta cocinar.
“Por lo que he ayudado en muchas cocinas, aprendiendo de todos hasta poder decir, no hay problema, puedo cocinar para el número de personas que sean. Me gusta que mis compañeros se sientan seguros conmigo en la calle y en la cocina”, señala Martínez.
Los oficiales trabajan en jornadas de 6x6, es decir, trabajan seis días seguidos de manera interna en las delegaciones, o sea, sin regresar a sus casas, ni ver a sus familiares, duermen, se bañan y comen en la delegación y libran otros seis días.
Aunque para muchos, cocinar es un castigo, el joven oficial lo ve como una oportunidad para hacer una de sus pasiones.
“Normalmente el puesto de cocina es un puesto de vergüenza para muchos, o de castigo, y para otros como yo es un ambiente natural, donde uno puede ser lo que quiere ser realmente, mi pago es la sonrisa de mis compañeros, y que digan que la comida está rica, aunque normalmente usan la psicología inversa y dicen, ‘qué comida más horrible’, pero me piden más”, narró el oficial entre risas.
¿Cómo está el arroz?
Según Martínez, cocinar en esta institución es muy difícil, principalmente por la carencia de ingredientes y recursos, tanto así que al final les toca asumir a los oficiales.
“Es difícil, porque normalmente faltan ingredientes y hay que pedir contribución para poder mejorar la producción de los alimentos, y que todo tenga un sabor diferente, dentro del Ministerio hay recetas estrella, que se comen en todas las delegaciones, como espagueti con carne molida, arroz con pollo, arroz con atún y el famoso pollo en agua, lo que no es tan apetecido por los oficiales”, explicó.
Además de la carencia de materiales o condimentos, también se debe incluir la de un encargado oficial o permanente en la cocina, pues este puesto inicialmente lo asumen cocineros contratados con ese fin, pero cuando estos enferman o se pensionan, los oficiales de cada delegación deben asumir esta función, ya que el Ministerio, difícilmente, reemplaza la vacante.
“En una cocina de Fuerza Pública debes luchar contra la suciedad, comprar jabón con tu propio dinero, esponjas y comprar trapitos de cocina, porque nunca hay”, señaló Martínez.
Así como hay oficiales que realizan esta función con amor, como Martínez, también hay otros que no están de acuerdo y reaccionan de mala manera, de acuerdo con lo que narra el oficial.
“Se han dado casos en los que un oficial no quiere estar en la cocina y sabotea los alimentos echándole mucha sal a los frijoles o hace todo relativamente asqueroso nada más para que no lo pongan más, en mi caso soy un coleccionista de recetas, de todo lo que sé hacer en la cocina, está la imagen de todos mis compañeros, que me enseñaron cómo hacerlo mejor y más rico”.
¿Qué dice Fuerza Pública?
El Ministerio de Seguridad Pública reconoció que solo algunas delegaciones cuentan con cocineros y que estas plazas son asignadas por la Dirección de Servicio Civil.
“En las delegaciones que no se cuenta con personal para brindar el servicio, se hace necesario acudir a policías para la preparación de los alimentos, es importante aclarar que los oficiales lo hacen con la mayor disposición y es de forma voluntaria, algunos han recibido capacitación en manipulación de alimentos y son asesorados por el Departamento de Nutrición en la forma de prepararlos”, señaló la institución.
El Ministerio reconoció que no les pagan a los oficiales por ese recargo y aunque asegura que no es obligatoria, hay oficiales que dicen que los han amenazado con bajarles la calificación si no lo hacen.
“Ningún oficial está obligado a realizar labores de cocina en ninguna delegación, ni es parte de la función policial, así que no se le puede amenazar con bajar su calificación sino realiza esa labor. Si algún policía se siente amenazado, puede acudir a la Contraloría de Servicios del Ministerio de Seguridad Pública, o plantear su denuncia ante el director a cargo de la región en la que labora”.