Escuchar
El pleito que se montó un tico, quien en Facebook se hace llamar Patricio Villeda (ese no es su nombre real), sobre ir a sacar una cédula todos los días, como protesta porque en este documento se eliminó la M va mucho más allá de lo insólito o curioso por las catorce cédulas que ha conseguido.
Yo no necesito que en mi cédula de identidad diga M de masculino, F de femenino, o quedar encasillado en otro género, sin embargo, para muchos costarricenses, como Patricio, sí es importante tener muy claro su sexo al punto que comenzó esta lucha el pasado 6 de febrero y la pelea ya está teniendo eco.
Creo que el Registro Civil se precipitó a la hora de borrar de golpe el sexo de los ciudadanos de la cédula de identidad, atendiendo la orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del 9 de enero del 2018, como parte del proceso para allanar el camino hacia el matrimonio igualitario, es decir, que personas del mismo sexo puedan convivir legalmente bajo un mismo techo, con todos los deberes y derechos de un matrimonio entre hombre y mujer.
Creo que la decisión salomónica hubiera sido que cada persona, al tramitar en el Registro Civil su documento de identidad, tuviera la libertad de escoger si se llenaba la casilla correspondiente al sexo, así no se violaba el derecho de ningún ciudadano, como lo reclama el mentado Patricio Villeda.
El tema, repito, va más allá de lo anecdótico al punto de que familias y el país entero estuvo seriamente dividido en la pasada campaña electoral entre las posiciones radicales y conservadores de Fabricio Alvarado y las liberales de Carlos Alvarado, del PAC.
La tarea de resolver esta sexosa polémica está en la cancha de los magistrados de la Sala Cuarta ante la cual hay interpuesto un recurso de amparo.
