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El equipo que eligió el presidente electo, Carlos Alvarado, para organizar el traspaso de poderes, está corriendo con todos los detalles para que el próximo 8 de mayo los ticos disfrutemos de un verdadero fiestón.
Es por eso que esta semana las cuadrillas de trabajo empezaron a ponerle bonito con el acomodo de la plaza de la Democracia, lugar donde se llevará a cabo la actividad, para que todo funcione perfecto.
“En ese lugar (frente al Museo Nacional) se colocará la tarima principal donde se hará la sesión solemne, ahí estarán el presidente y los miembros de los supremos poderes. Además, habrá otras tres tarimas más para invitados especiales, delegaciones y los miembros de organismos internacionales”, explicó Fabián Solano, uno de los encargados de la organización.
Se espera que en total asistan unas mil personas al traspaso de poderes.
“El presidente electo quiso invitar a personas afrodescendientes, con discapacidad, adultos mayores, indígenas y al público general que solicitó las entradas en línea”, explicó.
Si el plan de trabajo no falla, el montaje debe estar listo el 6 de mayo para que se pueda hacer todas las pruebas de seguridad, eléctricas y de sonido para que no falle nada durante la ceremonia que se realizará de 9 de la mañana a la 1 de la tarde.
Toda la escenografía también se utilizará durante los conciertos que se harán después de las 5 p.m.
Además, Solano explicó que están echando mano a los activos de las instituciones públicas, como los vehículos, para evitar gastar en alquileres y otras medidas, con las que pretenden ahorrarse unos ¢25 millones, dejando los gastos solo en ¢75 melones.
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Lo que no se hará está vez es el almuerzo que siempre se le daba a los representantes de los países que participen, en su lugar habrá un cóctel en el Teatro Nacional con los diplomáticos y uno en el museo Nacional con otros invitados.
Doña Claudia Dobles, la futura primera dama, no ha elegido el regalo que se le dará a los presidentes y embajadores que asistan.
