Nuestra sociedad ha cambiado mucho, desde los años 60, cuando los refrescos gaseosos se vendían en botellas de vidrio que eran lavadas una y otra vez para ser reutilizadas. Cuando íbamos de día de campo se llevaban los platos que se usaban en casa, no los desechables y contaminantes, de hoy. Luego comenzamos a usar todo el desechable posible por comodidad, esos que ahora nos dan un dolor de cabeza llamado contaminación.
Pero al parecer no solo nuestros insumos se convirtieron en “desechables”. Nuestros valores morales y espirituales al relativizarse, también se comenzaron a convertir en “desechables”, dejamos de enseñarlos, ya que al parecer se volvieron innecesarios. Ahora las consecuencias de esta actitud se comienzan a cosechar, pues en nuestra sociedad encontramos ejemplos como los llamados NINIS, contamos con algunas generaciones de jóvenes que crecen sin respeto a cualquier tipo de autoridad (paterna, civil, policial.) Sin límites, no existe la cortesía y cada cual está por lo suyo.
La Biblia nos dice: “Los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos”, Judas 1:18. RV60.
La Iglesia ofrece una solución para un cambio radical, que afectara las vidas y sociedad:
"Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios", Hebreos, 12:2 NVI
Él es la solución, ya que vino a buscar lo que estaba perdido, es decir a nosotros, y nos indica en su palabra:“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”, Romanos 12:2 RV60
Ese cambio positivo de lo desechable a lo eterno, empieza con cada uno de nosotros, Pongámonos con Dios…