Todos los seres humanos nacemos para lograr y obtener todo aquello que queremos alcanzar en la vida, porque fuimos diseñados por Dios para ser reyes y sacerdotes, lo que significa llevar una vida llena de prosperidad y abundancia.
Pero, ¿por qué razón eso no sucede con la mayoría de las personas? ¿Será que lo que dice la Biblia solo se aplica para algunas, pero no para mi familia o para mí?
Si siente que su vida no ha caminado como Dios dice que debería de caminar, le tengo una noticia: eso no tiene nada que ver con Dios, tiene que ver con usted. Dios nos dotó de inteligencia y capacidad, a todos nos dio la misma oportunidad, porque por un solo espíritu fuimos bautizados en un cuerpo. Sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu. 1 Corintios 12:13.
La palabra de Dios es muy clara, la diferencia está en que unos quieren ir a buscar la vida que sueñan y otros siguen soñando. Los pretextos, excusas y justificaciones son los mayores aliados de todas aquellas personas que se sientan a ver cómo pasan las oportunidades frente a sus ojos, contemplando todo aquello que quisieran tener y siendo espectadores de una vida sin ninguna intención de ser protagonistas. La mayoría de las personas siempre tienen una explicación sobre el porqué no consiguen obtener lo que quieren.
Solo mire estos tres ejemplos:
1- Como yo nací en una familia pobre, por eso no logro alcanzar mis sueños.
2 - Yo no tengo la capacidad para hacer esas cosas, las demás personas sí, pero yo no.
3- A mí nadie me apoya en mis proyectos, por eso no consigo ser exitoso.
¿Le suenan familiares estas excusas? La próxima semana le contamos más.