Muchas personas se me acercan con inquietudes sobre las pruebas y por qué Dios las permite. Quiero aprovechar el mensaje de hoy para enseñarles cómo esas pruebas, en algunas ocasiones, pueden ser procesos normales de parte de Dios para formarnos, esto es lo que yo llamo normalizar el dolor y el sufrimiento.
Algo que debemos entender es que la prueba y el dolor son parte de un mundo caído, como en el que nosotros habitamos, y que Dios está en proceso de regenerarlo y transformarlo. Un día va a ser cambiado “por cielos nuevos y tierra nueva,” como lo dice la palabra del Señor. Esta es nuestra esperanza.
Hay personas que esperan que en este mundo encontremos la completa felicidad y es algo fantasioso pensar que, en un mundo caído, eso pueda ser real. Lo que debemos saber es que, si aplicamos los principios de la palabra de Dios a nuestra vida, él nos da las herramientas e instrumentos para salir victoriosos, en eso hay paz, confianza y salud emocional. Visto de esta forma yo creo que el sufrimiento es un instrumento quirúrgico, por así decirlo, usado por Dios para llevarnos a la felicidad aunque nos cueste entenderlo.
Y algo que me interesa mucho y quiero que entendamos, es que la mayor parte de veces, cuando pasamos por pruebas y tribulaciones, si las manejamos correctamente y salimos de ellas habiendo usado los recursos y principios bíblicos, salimos más livianos, nos parecemos más a Cristo y podemos estar capacitados para encontrar la verdadera felicidad.
Algunas de las personas más felices del mundo, son gente que ha pasado por grandes tribulaciones, por momentos difíciles o de prueba pero, que ahora se les ve con paz y tranquilidad. Usted ve que ellos pasaron por muchas situaciones, pero cuando comenzaron a ver el mundo a través de los lentes de Cristo, pudieron tener paz y felicidad.