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En calle Luisiana, en Ujarrás, 38 familias pierden la paz cuando ven cómo el río Reventazón se come sus propiedades y, según dicen, nadie les tiende la mano.
Desde el 2010 estos lugareños luchan para resolver la situación, incluso presentaron un recurso de amparo contra la Municipalidad de Paraíso, que en 2008 permitió la construcción de dos diques que habrían causado que el río tomara más fuerza en esa zona y se desviara.
La consecuencia de eso fue que el terreno se empezara a lavar.
Los magistrados les dieron la razón a los vecinos y le ordenaron al municipio tomar medidas para solucionar el problema, pero más de una década después aún no se ha resuelto.
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Los afectados han hecho varias consultas nuevas ante la Sala IV para hacer presión y cada vez la respuesta ha sido la misma: la municipalidad debe actuar lo antes posible, pero las acciones no llegan.
Rolando González, abogado de las familias afectadas, dice que en el 2017, ante una nueva advertencia de la Sala IV de que se debía hacer algo pronto, la Municipalidad de Paraíso informó que haría un corredor biológico para fortalecer los terrenos de la zona y que para ello compraría las propiedades a las familias que quedan en el lugar, pero la idea nunca pasó del papel y las palabras.
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“Las personas que viven en esas fincas ya ni siquiera tienen una entrada decente, por lo daños que ha causado el río, prácticamente deben ingresar a sus propiedades por la montaña”, afirma el abogado.
El 13 de mayo anterior la Sala Constitucional emitió una nueva sentencia en la que le dio a la muni un año para resolver el tema de una vez por todas.
Varias familias aseguran haber perdido por completo las propiedades que compraron antes de que se construyeran los diques y a otras se les ha reducido mucho el terreno.
La Teja trató de contactar al nuevo alcalde de Paraíso, Carlos Ramírez, para ver si tiene un plan para resolver el problema heredado, pero pese a que se llamó a su celular varias veces y se le enviaron mensajes por WhatsApp, no fue posible comunicarse con él.
