La historia de Luno, un perrito que salió de Costa Rica hacia España, le está dando la vuelta al mundo, ya que tiene once días de estar preso en el aeropuerto de Barajas, Madrid.
La bronca que lo tiene encerrado en una jaula es que salió de nuestro país sin un microchip que es obligatorio para entrar a Europa.
En esos aparatos se almacena la información del animal y de su dueño. Al no tenerlo, lo hace ver como un perrito sin propietario, como un ilegal, por eso es tan importante.
La Teja conversó por teléfono con Andrea Torres, dueña del perro, quien está desesperada y hasta perdió su trabajo por estar viendo cómo recuperarlo.
Andrea contó que ella y Luno, que tiene tres añitos, nacieron en Ecuador. Hace unos años, ella vive en España, en el municipio de Murcia.
“Mi perrito estaba en Ecuador, pero lo llevaron hasta Nicaragua donde vive mi pareja, yo viajé a ese país para traérmelo. Como ahorita no hay vuelos de Managua a España, me fui con mi pareja y mi perro hasta Costa Rica y de ahí tomamos un avión para Madrid.
“Antes de salir pregunté qué necesitaba Lunito para viajar y en el aeropuerto y la aerolínea Iberojet me dijeron que solo se pedía que estuviera sano y con las vacunas al día, salí de Costa Rica sin problema”, contó.
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Inició la pesadilla
El lunes 14 de marzo, cuando llegaron a Madrid, estaba presentando los papeles y cuando revisaron los documentos del perro vieron que no tenía el bendito microchip.
“Yo les dije que en ningún lado me explicaron que tenía que ponerle el microchip, si me hubieran dicho que faltaba algo yo lo hubiera resuelto en Costa Rica, hasta hubiera preferido devolverme a Nicaragua, no viajar así, exponiéndome a problemas”, aseguró.
En el aeropuerto español le dijeron que tenían que llevarse a Luno un momento para ponerle el microchip y luego se lo devolverían. Ella tenía un mal presentimiento, no quería separarse del perrito, pero no tuvo otra opción que entregarlo.
“Me llevaron con una veterinaria que me me trató mal, pero yo me aguanté porque quería que me dieran a Lunito rápido, así fueron pasando las horas, los días y nada que me daban a mi perrito. Mi pareja y yo estuvimos durmiendo como una semana en el aeropuerto, yo estaba tan desesperada que hasta me dieron atención sicológica”.
La falta de dinero obligó a Andrea a irse con el corazón hecho pedazos para Murcia, para ver cómo reunían una platica para volver por Luno, pero antes publicó en sus redes sociales su pesadilla y así fue como varias asociaciones defensoras de animales empezaron a ayudarle.
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Tres opciones
Mónica Olivares, abogada española, de la Asociación para la Gestión Ética y Responsable de Animales Abandonados (AGERAA), y contactada por La Teja, dijo que han estado en comunicación con las autoridades y no entienden por qué han complicado tanto las cosas.
“La legislación da tres caminos en estos casos: la eutanasia (muerte) que fue una de las opciones que propusieron desde un inicio, pero por dicha logramos persuadir; la deportación al país de donde salió el animal, en este caso Costa Rica; o que lleven al animal a una veterinaria en Madrid, le pongan el microchip, las vacunas que hagan falta y se lo entreguen a su dueña. Esta última es la solución más conveniente para el perro y Andrea, pero el Gobierno español pareciera que no quiere ayudar al respecto”, expresó.
La representante legal dijo que las autoridades ticas tienen buena parte de la culpa del broncón en el que está metido Luno, porque lo dejaron salir sin el microchip. Ella asegura que antes de dar el permiso de viaje debieron verificar que tuviera todo lo necesario para entrar a Europa y no fue así.
Al consultarle sobre esta acusación a Rubén Rodríguez, presidente de la Federación Canina de Costa Rica, él dijo que en realidad la responsabilidad de que tuviera el microchip es del dueño de la mascota.
“Es cierto que Senasa (Servicio Nacional de Salud Animal) debe dar permiso para que los animales viajen y debe verificar que estén en buenas condiciones de salud y tengan las vacunas al día, pero el microchip para entrar a Europa es responsabilidad del dueño del animal.
“Se coloca en cualquier veterinaria, nosotros en la Federación lo ponemos, porque es una manera responsable de identificar a nuestras mascotas, tiene un valor de ¢30 mil”, dijo.
Gran apoyo
Las asociaciones de animales españolas crearon un espacio en la página change.org para que personas de todo el mundo “firmen” una petición para que el Gobierno español le devuelva lo antes posible el perrito a su dueña, hasta ayer había 10.567 firmas.
“Esto es algo simbólico, pero importante para hacer presión, muchos se han identificado porque es injusto desde donde se mire, esperamos que esto se resuelva pronto”, dijo la abogada.
Andrea, además, está muy preocupada porque no tiene dinero para volver a Madrid. Ella laboraba de marzo a diciembre en un almacén de frutas en Murcia, pero como se tuvo que ausentar estos días por lo que pasó con Luno, su jefa le dijo que ya no contaba con ella.