Chester pagó los platos rotos por el divorcio de sus "papás" en Turrialba. Ninguno de los ahora exesposos se quiso llevar al cachorrito de ocho meses.
Al separarse hicieron un acuerdo, él lo cuidaba siempre y cuando ella pagara el alimento. Pero al final ninguno cumplió, según Alba García, animalista que dio a conocer el caso.
El perrito vivió ocho meses amarrado y cuatro de ellos lo hizo solito en la casa que compartía la pareja y que el hombre visitó algunas veces para echarle agua, arroz y pan.
Pero eso no fue suficiente, porque cuando valoraron al perrito descubrieron que estaba desnutrido. El pobre estaba en los puros huesos, como se ve en las fotos.
Como si eso fuera poco, también tenía pseudomonas, unos parásitos que se le hicieron por el agua contaminada que tomó.
Este nivel de abandono movió a García a hablar con el dueño (el divorciado) y obtuvo el permiso para darlo en adopción. Ella le dio alimento, lo llevó al veterinario y publicó su historia en redes. Esto hasta que apareció José Castro, quien lo adoptó.
Chester vive ahora con José, la esposa, un niño de cinco año, otro adulto y una perrita. Todos son como ángeles para él.
"Cuando fui estaba desconfiado, no me ladró ni me peló los dientes. En cuanto le puse comida se volvió loco, me daba besos. Hoy (viernes) cuando iba para el veterinario estaba muy contento, no dejó de darme besos y mostrarme amor. Y en la nueva casa se puso loco, no dejaba de darle besos a la perrita que va a vivir con él”.
García dijo que el veterinario le explicó que estaba tan desnutrido que no pudieron ponerle vacunas. Primero debe ganar peso, pero aún así, Castro lo aceptó como el nuevo miembro de la familia.
“Es un perrito muy dócil que se está ambientando bien al espacio. Tendrá más facilidad porque hay una perrita que también había adoptado. Le estoy dando comida a cada rato para que gane el peso”, contó su nuevo dueño Castro.
Más común
El abogado de familia, Belisario Solano, explicó que al menos dos de cada diez divorciados que convivieron con mascotas deben llegar a un acuerdo sobre la tenencia de los animales, porque se ha convertido en un punto de conflicto. La mayoría de las veces, sin embargo, los excónyuges se pelean por tener al perro.
“Hoy en día es más común que tengamos que establecer reglas específicas sobre mascotas. Incluso, hemos venido pidiendo que se fije un monto de pensión alimentaria. Por ejemplo, el padre que compró un gatico o un perro al hijo pero luego se va. Este gasto debe contemplarse dentro de la pensión”, dijo Solano.
La relación entre mascotas y personas en algunos casos es tan arraigada que Solano también ha tenido que fijar un régimen de visita para que uno de los ex vea al animal.
“Hay algunos casos que son conflictivos. En el último que tuve, no hubo forma de separar a siete perritos porque la mujer los quería todos”, dijo Solano.
En el caso de Chester, aseguró que evidentemente hay un maltrato animal.
Por lo que usted me dice, ellos lo contemplaron y hubo un acuerdo, pero alguien no hizo lo suyo. El que se queda con el perro asume las consecuencias y si la otra parte no cumplía con los alimentos, la obligación es darlos él”, dijo Solano.