En la misa de las 10 de la mañana de este domingo 5 de marzo, en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ubicada en Sabana Sur, nos encontramos con una perrita que tiene ya dos años de ir a misa puntualmente y se porta muy bien.
Visitamos la iglesia porque su párraco, el sacerdote Carlos Humberto Rojas, publicó en redes sociales que ese templo es amigo de las mascotas y por eso permite que la familia que guste lleve su peludito a las misas.
Al menos a esa misa que fuimos ninguna mascota estuvo dentro de la iglesia durante la misa. A la que sí nos topamos fue a Nami, una perrita de raza pastor ovejero australiano que estaba dentro del carro de doña Jeannette Incera, una adulta mayor de 75 años.
Doña Jeannette nos confirmó que su mascota tiene dos años y dos meses de nacida y desde que se la regaló un hijo la acompaña a misa, solo que ella la deja en el carro, bien cerquita de la puerta de la iglesia, con las ventanas abierticas y con el guachimán que cuida carros durante la celebración muy atento por si ocupa algo la perrita salir corriendo a avisarle a doña Jeannette.
La historia de esta perrita y sus dos años yendo a misa en verdad que tiene mucho que ver con Dios. En primer lugar, según nos explica la mamá humana, en sus 73 años de vida jamás tuvo una mascota, mucho menos un perro.
Gran compañera
Hace dos años, en media pandemia y como el covid-19 la afectó muchísimo, doña Jeannette quedó muy golpeada de salud y por eso un hijo decidió regalarle la perrita para que compartieran juntas todo el día.
“Yo la verdad cuando la recibí, como nunca antes había tenido un perro, pues no sabía nada, incluso no tenía claro si debía encariñarme mucho con ella. Mientras ella crecía nos fuimos conociendo las dos poco a poco y nos fuimos encariñando”, explica doña Jeannette.
Señal divina
En segundo lugar, la señal que ocupaba esta vecina de Sabana Sur para darle rienda suelta a un amor total hacia la peludita, la recibió de la misma Biblia, porque un día leyéndola se encontró con el libro de Jonás (Antiguo Testamento).
Se detuvo en la lectura cuando Jonás se enoja con Dios porque no descargó toda su furia para destruir la ciudad de Nínive, en la cual, de acuerdo a Jonás, había muchos pecadores (en Nínive vivían los Asirios, quienes eran enemigos de Judá e Israel).
“¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?”, dice la Biblia, lo que significó para doña Jeannette la confirmación total por parte de Dios de que, si él mismo cuidó de los animales, eso significaba que ella debía hacer lo mismo por su perrita Nami.
“Esta perrita fue una compañera importantísima en mi recuperación tras el covid-19. La quiero demasiado. Es bien obediente y siempre viene a misa conmigo. Yo la dejo en el carro, ella está acostumbrada y se porta muy bien. Eso sí, la dejo con un buen espacio abierto en las ventanas para que tenga aire y me la están vigilando por si sucede algo que me llamen inmediatamente.
“Nunca he tenido problemas. Ahora que la iglesia confirma que es amiga de las mascotas podría ser que comience a entrar con ella durante las misas, no lo sé todavía del todo, pero sí sé que me seguirá acompañando a misa”, explica doña Jeannette.
El propio papa Francisco ha dicho: “El paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”. San Juan Pablo II dijo en 1990: “Los animales poseen un soplo vital recibido de Dios. Los animales poseen un alma y los seres humanos deben amar y sentirse solidarios con nuestros hermanos menores”.
Monseñor Mario Canciani, quien falleció en el 2007, quien escribió un libro llamado “En el Arca de Noé” y fue por muchos años el párroco de la iglesia San Giovanni de Fiorentini, que está cerquita del Vaticano, siempre permitió e incluso motivó a los feligreses que fueran a misa con perros, gatos y cuanta mascota tuvieran.
No podía faltar san Francisco de Asís, quien dijo: “Todas las cosas de la creación son hijos del Padre y hermanos del hombre. Dios quiere que ayudemos a los animales si necesitan ayuda. Cada criatura en desgracia tiene el mismo derecho a ser protegida”.