En el año 2015 el cáncer tocó la puerta de la familia de Andrea Cubero Alvarado, cuando su madre, doña Sonia Alvarado, enfermó de cáncer en los huesos, lo que le transformó su vida con un giro de 180 grados.
Cubero Alvarado es economista y cuando su mamita enfermó trabajaba como profesora en la Universidad Internacional San Isidro Labrador y de forma independiente; pero, justamente, ese fue el primer cambio, pues tuvo que dejar de trabajar en lo propio para cuidar a su mamá.
En el año 2017, doña Sonia perdió la batalla contra el cáncer, pero los médicos descubrieron que el origen había sido en las mamas y de ahí se había expandido a los huesos.
Ya sin su madre, Cubero se encargó de cuidar a don José, su padre, pero el Parkinson se lo arrebató en el 2020.
Por todo lo vivido, una de las principales enseñanzas que le dejó la muerte de doña Sonia fue que el cáncer puede ser un enemigo silencioso, razón por la que apenas cumplió los 40 años, en el 2021, decidió ir al médico para que le realizara exámenes preventivos.
“En julio del 2021 fui a hacerme la mamografía, porque aprendí de mi madre que es necesario ir siempre. Al final del examen la técnica me sugirió hacerme un ultrasonido. Me lo hice y la radióloga vio ciertas cosas, así que por el antecedente de mi madre, me mandó a hacer una biopsia y sí, al final yo también tenía cáncer”, comentó.
Debido al resultado, Cubero Mora tuvo que dejar de trabajar y empezar la lucha contra el cáncer una vez más.
“Tuve cita con un cirujano en setiembre y él me indicó que debían realizarme la mastectomía del seno izquierdo y que era candidata para reconstrucción inmediata de seno, ya que el tumor lo descubrieron a tiempo y no había generado metástasis”, explicó.
Actualmente, Andrea Cubero se encuentra en tratamiento de reconstrucción de seno, está sana de cáncer y, poco a poco, se ha incorporado a la vida laboral.
“Hay momentos en que no tenemos el control de lo que sucede y debemos aceptar lo que se vive, pero yo sí decido si el camino que me toca recorrer lo hago alegre, feliz, con esperanza, con paz o al contrario enojada, negativa y triste”, reflexionó.
Para Cubero es muy importante que las mujeres no tengan miedo; sabe que un examen preventivo le salvó la vida y que su familia y fe fueron fundamentales en todo momento.
“Aprendí que es cierto que la prevención hace mucha diferencia en los posibles procesos y tratamientos en la lucha contra el cáncer de mama, que no debemos tener miedo a realizarnos la mamografía y que debemos hacernos el autoexamen de mamas”, recomendó.
LEA MÁS: Un cáncer de mama más agresivo ataca a mujeres jóvenes