Joshua Muñoz Vindas es un niño de 11 años que sabe muy bien lo que es luchar por su vida.
Al pequeño le hicieron un trasplante de hígado en enero del 2021 y su recuperación ha sorprendido a los médicos del hospital Nacional de Niños.
José Muñoz, papá de Joshua, fue quien le donó un pedacito de hígado para que pudiera seguir viviendo, ya que el del pequeño estaba muy deteriorado.
“Estamos muy contentos y agradecidos con el programa de trasplantes hepáticos del hospital de Niños porque son personas entregadas que se dedican a salvar vidas”, dijo don José.
La lucha de Joshua empezó hace tres años cuando se quebró un pie y a raíz de esa lesión los médicos se dieron cuenta que tenía un serio problema de salud.
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“Nosotros vivimos en Tilarán y cuando se quebró el pie lo llevamos al hospital de Liberia. Mientras lo estaban atendiendo un médico lo vio y dijo que tenía algo extraño en el estómago, se lo veía como abultado y lo mandó a que lo revisara un especialista.
“Estuvo internado en ese hospital ocho días, pero no lograron determinar qué era lo que tenía, así que lo mandaron al hospital de Niños”, contó el papá del niño.
El pequeño estuvo hospitalizado ahí dos semanas y después de muchos análisis los especialistas vieron que se trataba de un problema muy serio en el hígado.
Los niños pueden requerir de un trasplante de hígado debido a la pérdida de su función por diversas enfermedades de tipo congénito, infeccioso o metabólico, así como por la aparición de tumores que no pueden extirparse.
Pensaron lo peor
La noticia cayó en José y su esposa, María Elena Vindas, como un balde de agua fría porque sintieron mucho miedo de perder a su chiquito.
“Cuando a uno le dan una noticia así se derrumba por dentro, es difícil entender cómo un niño se llega a enfermar tan gravemente, eso se espera de un adulto, pero no de un chiquito y cuando se trata del hijo de uno es más fuerte porque se piensa lo peor, la angustia es muy grande”, narró José.
En un principio los doctores trataron de ayudar a Joshua con tratamientos, pero al ver que el hígado no mejoraba decidieron que lo más conveniente era hacerle un trasplante.
El papá del menor contó que los médicos dicen que en esos casos lo que recomiendan es probar si el papá es compatible con el paciente para que sea el donador, así la mamá puede dedicarse a cuidar tanto al hijo como al donante. Si el papá no es compatible recomiendan hacerse los exámenes a la mamá y si tampoco lo es pueden probar con otros familiares cercanos.
“Me hice los análisis y sí era compatible, entonces empezaron a hacerme exámenes para ver cómo estaba mi salud y por dicha todo estaba bien, entonces programaron la cirugía”.
Mientras llegaba el día de la operación José se cuidó mucho, se alimentó bien, se cuidó de no subir de peso y estuvo alejado de los vicios para que su hígado estuviera en perfectas condiciones para su hijo.
Cuando llegó el momento internaron a padre e hijo y después de tres días de preparación los especialistas del hospital de Niños hicieron el milagro, le quitaron parte del hígado a José y se lo pusieron a Joshua, quien por fortuna aceptó el órgano sin ningún problema.
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Muchos cuidados
Cuando regresaron a la casa todos en la familia siguieron al pie de la letra las recomendaciones de los médicos. Le adaptaron un cuarto con baño porque tenía que pasar ahí aislado un año.
“Por dicha de la cirugía nos recuperamos rápido, pero los cuidados que teníamos que tener con Joshua eran muy estrictos, sobre todo porque cuando nos operaron estábamos en lo más y mejor de la pandemia y Dios guarde le llegara el covid porque él estaba débil.
“Nos dijeron que nadie podía entrar al cuarto de él, solo la mamá con demasiado cuidado, él tampoco podía salir, pero se sentía muy solo porque no podía jugar con sus tres hermanos, entonces le quitamos un pedazo de madera a la puerta del cuarto y pusimos un vidrio para que pudiera vernos y no se sintiera solo”, relató el amoroso papá.
Luego de meses de recuperación los médicos le permitieron a la familia que dejaran entrar por raticos a los hermanos del niño para que jugaran con él, eso sí, antes debían bañarse y ponerse ropa estéril para que no llevaran contaminación a Joshua.
José contó que él trabaja en construcción para una empresa y que su jefe se portó increíble en todo el proceso, le dio chance de que se fuera a hacer la operación y a los cuatro meses, cuando ya estaba recuperado, lo volvió recibir en la empresa.
El papel de María Elena fue fundamental en la recuperación de José y Joshua porque ella se encargó de chinearlos, alimentarlos y velar porque las recomendaciones de los especialistas se cumplieran al pie de la letra, lo que aseguró el éxito del trasplante.
El Hospital Nacional de Niños es el único centro médico de Centroamérica y el Caribe en el que se realizan trasplantes de hígado en pacientes pediátricos de manera permanente y exitosa.
“Desde 1999 se han realizado más de 120 trasplantes hepáticos. El procedimiento ha aumentado en la cantidad de niños beneficiados en los últimos años, así como se ha experimentado una mejoría significativa en la supervivencia de los pacientes trasplantados, con más del 80% de éxito al año de recibir el trasplante”, afirmó el Dr. Jaime Cortés Ojeda, jefe de cirugía del hospital.
El hígado tiene una capacidad regenerativa muy elevada y puede llegar a regenerarse por completo a partir de tan solo un 25% de su tamaño.