Por 216 años una persona de la familia Del Valle ha sido el joyero y custodio de la imagen de la Virgen de Los Ángeles, una bonita tradición que corre peligro.
Don Antonio Soto Del Valle dejó este mundo el pasado miércoles 18 de abril a sus 91 años y de este modo es la última persona con el apellido Del Valle en tener esta importante misión, pero eso no es todo, ya que solamente queda una persona más en la familia que continúa con el oficio de trabajar el oro.
Se trata de Fernando Soto, hijo de don Antonio. Ahora él es la única persona, además de los sacerdotes, que puede tocar la imagen de la Negrita.
Esta familia de joyeros fueron los encargados de moldear y ahora cuidar el resplandor que cubre a la patrona de los ticos.
Conocimientos transmitidos
Fernando tiene sentimientos encontrados, por una parte está feliz de ser parte de esta tradición que su padre le enseñó y que ha estado en su familia por tantos años, pero reconoce que como ningún pariente aprendió el oficio, la tradición podría morir.
Don Antonio deja tres hijos más además de Fernando (un hombre y dos mujeres), pero ninguno de ellos se dedicó a trabajar con el oro. Además, Fernando tiene una hija de 14 años, quien aún no ha decidido a qué se va a dedicar.
“Papá no participaba de las actividades en agosto (las fiestas de a Virgen), porque le costaba un poquito movilizarse, no tenía la misma agilidad, entonces me pedía a mí que le explicara cómo iba todo y me decía que me hiciera cargo de todo porque él ya no podía", dijo.
En vida don Antonio le enseñó todos los toques necesarios y estuvo siempre atento para que aprendiera todo de la mejor manera. En el 2016 fue la última vez que el señor hizo un trabajo con la virgencita.
"Tengo la confianza de hacer un buen trabajo por los conocimientos que él me transmitió", aseguró el joyero.
A pesar de sus problemas de salud, don Antonio a veces hacía trabajos y dejó muy adelantada una imagen de la Negrita para la catedral de Limón.
"La tenemos que entregar antes de agosto, va a estar lista para la novena”, comentó Soto.
Fernando cree que han sido muchas las bendiciones que han recibido de la Virgen por estar siempre con ella, poniéndola bonita. Por lo general la chineaban antes del 2 de agosto, día que se celebra su fiesta.
“Ella intercede para que tengamos bastante trabajo en el taller. Otro milagro es que le permitiera a él llegar a estas alturas bien pochotón, nunca se dejó caer, siempre vivió con muchas fuerzas y la agonía fue corta, aunque a nosotros se nos hizo eterna", dijo el joyero.
Los Soto hicieron oídos oídos sordos a los que usaron a la patrona de los Ángeles en la campaña electoral recién concluida.
“Si alguien dice cosas de su mamá, usted se va a molestar mucho, pero sabe quien es ella, y la verdad no se le debe hacer mucho caso. Eso hicimos, no teníamos por qué preocuparnos por una persona que dijo cosas”, comentó.
A reunirse con la Virgen
Don Antonio arrastraba un problema en el corazón que se venía tratando con medicamentos; sin embargo, en diciembre fue internado en el hospi por una úlceras sangrantes que logró controlar en febrero con medicamento.
“Se le hizo una gastroscopia y habían cicatrizado las úlceras que provocaron el sangrado, su médico confirmó que su estómago estaba bien”, recordó Fernando.
Luego le hicieron una colonoscopia que descartó que tuviera cáncer, pero Fernando buscó a un amigo nefrólogo (especialista en los riñones) que dijo que le hicieran exámenes de función renal. Allí descubrieron el problema.
Los riñones de don Antonio estaban trabajando solo al 25 por ciento, pero a pesar del diagnóstico, él podía vivir si continuaban así, ya que eso era lo mínimo.
Por más que lo cuidaron, la función renal se deterioró más y llegó a un 5%.
“Cuando llegamos a ese punto el especialista nos dijo que nada se podía hacer, que se iba a quedar como dormido”, relató su hijo.
Eso fue el domingo y el miércoles que se fue a reunir con la Virgen sin sufrimiento y rodeado de sus hijos y su esposa, doña Ana Grace de 78 años .
Colaboró: Fernando Gutiérrez