Un matrimonio con 33 años de casados nos abrió su álbum de los recuerdos en este Día de San Valentín y nos contaron cómo se conocieron, cómo llegó ese primer beso, cómo comenzaron a jalar, entre otros lindos momentos que vivieron, bueno, aunque el inicio del noviazgo fue un estrés completo para él porque le tocó pedir la entrada.
Hoy es 14 de febrero y por eso le queremos contar esta linda historia de amor.
Doña Gabriela Fernández y don Robert Portilla tienen 52 años de edad, son vecinos del josefino barrio Cristo Rey, y el próximo 8 de setiembre cumplirán 34 años de casados.
Lo primero que nos advierte el esposo es que se conocieron desde los 14 años y que le costó muchísimo la conquista porque doña Gabriela nada que le daba pelota, por eso cuando apareció la primera oportunidad, la aprovechó para estar más cerca de su amor.
Por estos tiempos del 2024 hay barreras que ya no existen, pero a mediados de los años ochenta, antes y como hasta finales de los noventas, existía un camino de fuego por el que los hombres tenían que pasar primero si querían tener novia: pedirle la entrada a los papás de la novia.
O sea, pedirles permiso a los tatas para ser novio de la hija y eso era realmente algo que daba miedo y del bueno. Don Robert no fue la excepción y el día que pidió la entrada casi se muere de los nervios.
Fue don Robert quien nos paseó por sus anécdotas de vida. Nos dice, sus lindos recuerdos al lado de la persona que ama, incluso más que cuando se casaron.
¿Cómo la conoció?
“Resulta que ella cantaba en el coro de la iglesia del barrio (Cristo Rey). Una vez fui a ver el coro y me encantó. Era y es preciosa, quedé encantado. Entonces comencé a ir a ver el coro solo por verla a ella.
“Un día el padre de la iglesia preguntó si alguien quería meterse al coro y sin pensarlo dos veces levanté la mano, sabía que era mi oportunidad de estar cerca de ella; yo ni cantaba nada, pero no podía dejar pasar la oportunidad.
Por entrar al coro no significa que todo fue fácil.
“Ni pelota me daba. Nada. Sí éramos amigos, pero yo no quería ser amigo de ella, yo quería algo más y ella nada de nada. Así pasaron cinco años”.
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Amor en silencio
Fue una novela la que logró el “milagro” del primer beso.
“Tenía como tres meses de no pasar por la casa y un día estaba la mamá de ella afuera y le pregunté por Gabriela, me dijo que estaba adentro que pasara a saludarla. Le dije que no porque estaba como brava conmigo, pero al final entré.
“Ella estaba viendo una novela, se llamaba “ en silencio. La saludé y me quedé viendo la novela con ella y así seguí pasando varios días con el cuento de ver la novela.
“En un capítulo los protagonistas se besaban y la actriz dijo que no sabía besar y entonces Gabriela aseguró que ella tampoco y ahí fue donde aproveché y le dije que si quería yo le enseñaba.
Después de ese bendito capítulo siguió pasando a “ver la novela”, pero en realidad ya eran lecciones de besos.
No crean que ahora sí ya había pasado lo más duro.
“Después de varios capítulos de besos, ella me dijo que si quería ser su novio tenía que hablar con los papás y eso me puso muy nervioso porque el papá era bien chiva.
“En medio de muchos nervios y hasta miedo, un día en la cocina de la casa de ella reunimos a los papás y les dije que me gustaba Gabriela y que quería seguirla visitando…por dicha me dijeron que sí. Estaba que temblaba del susto”.
Horario para marcar
Antes era muy diferente, los papás de la novia le ponían los días de marcar.
“Yo marcaba lunes, miércoles, viernes y domingo. Salía del trabajo y llegaba como a las 6 de la tarde y antes de las 10 de la noche ya tenía que irme. Punto. Así era”, reconoció don Robert.
Con el tema del compromiso matrimonial la cosa mejoró para él porque fue doña Gabriela la que tomó la iniciativa.
“Había una actividad, no recuerdo de qué, en la casa de los que después fueron los padrinos de boda. En medio de la actividad ella se acercó y me dijo que por qué no nos casábamos y listo, comenzamos a alistar todo para casarnos.
“No hubo anillo, eran otros tiempos. No había plata para el anillo. Había que alistar todo lo de la boda”, recordó el esposo.
Asegura el enamorado que cada día, mes y año el matrimonio debe alimentarse, por eso siempre ha sido detallista.
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“Eso siempre lo tuve y lo tengo. Soy de una época en la cual un 14 de febrero es obligatorio las flores, los chocolates y la carta escrita a mano para la pareja. Ella tiene muchas cartas que le escribí. También fui de escribirle papelitos con frases de amor. No se pueden olvidar nunca los detalles.
“Mis 32 años de matrimonio, casi 33, han sido bellos. Lógico, con sus altos y bajos, pero me han encantado. Amo a mi esposa, tenemos dos hijas y un nieto. Soy feliz.
¿Cuál es el secreto para durar 32 años casados?
Esta la responde doña Gabriela dándonos lo que para ella son pilares fundamentales en toda relación: “Se logran cumplir muchos años de casados con diálogo, respeto, tolerancia y, lo principal, el amor.