Una vez finalizada la restauración a la que fue sometida y los actos cívicos del 15 de setiembre, en los cuales además se celebraron los 200 años de nuestra vida independencia, el Acta de la Independencia, el pasado 16 de setiembre, volvió a ser guardada en el depósito número 6 del Archivo Nacional, a las cuatro de la tarde en punto.
En ese depósito estuvo sin ver la luz desde el 15 de setiembre de 1981 y solo salió este 2021 para tres momentos específicos: el primer estudio de su estado de salud en los talleres del Archivo Nacional, los análisis científicos que le hizo la Universidad de Costa Rica (UCR) en un laboratorio de la sede universitaria Rodrigo Facio en San Pedro.
Así como el acto solemne en la cual se exhibió ya restaurada y que sirvió como el banderazo de salida de las celebraciones del bicentenario, en las instalaciones del Archivo Nacional en febrero pasado.
Don Carlos Pacheco Ureña, restaurador de documentos antiguos del Archivo Nacional, recordó que antes de este 2021 el Acta tenía 40 años de no ser vista, ya que siempre estuvo bien guardadita.
¿Cuándo podremos volver a ver el acta después de ingresar al depósito 6?, le preguntamos.
“No se tiene la menor idea. Se cumplió el objetivo de la restauración y ahora tenemos acta para entre 200 y 400 años más; sin embargo, para que eso suceda hay que cuidarla mucho. No sé si pasarán otros cuarenta años, cincuenta o menos.
Folios 126 y 127
El cuidado es tan grande que a pesar de que estamos celebrando el bicentenario de la Independencia, solo fue exhibida una vez y para un grupo reducido de autoridades de Gobierno y miembros de embajadas centroamericanas, incluso, no se sabe si saldrá para algún acto el próximo 29 de octubre, que es el día exacto que ella se firmó”, explica don Carlos quien tiene 40 años de trabajar en el Archivo Nacional.
La Teja estuvo en el Archivo Nacional el 16 de setiembre cuando faltaba como una hora para que el acta ingresara al depósito 6. Tras la restauración fue colocada en una recámara especial de cristal y metal que controla la humedad y la temperatura, además, tiene minerales especiales que recogen la humedad.
También la tenían tapada con una manta especial para que no le pegara directamente el sol, ya que los rayos ultravioleta también la afectan.
Lo que el Archivo Nacional cuida como sus propios ojos es el libro de actas de la municipalidad de Cartago de 1821, es en los folios 126 y 127 que está nuestra Acta de la Independencia. Para escribirlo como se debe, el acta está en el folio 126 frente y 126 vuelta, así como en el folio 127 frente. Es una hoja y una página, solamente.
Explica don Carlos que este 2021 solo se restauró totalmente el Acta de la Independencia, pero además realizaron todos los análisis químicos, físicos y biológicos al Pacto de Concordia, al Acta de los Nublados del Día y al documento en el cual está la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica.
No hay fecha definida para esas restauraciones. Están haciendo fila, ya que por todas las actividades del bicentenario hubo que ponerlas en espera. El Archivo Nacional tiene claro que también a esos documentos les urge una chaneadita científica y bien profunda.
El pasado 17 de setiembre publicamos una nota en la cual don Carlos nos confirmó que al acta le habían “nacido” dos gemelas. Se aprovechó que se sacó del depósito 6, después de cuatro décadas, para que el Archivo Nacional hiciera una réplica y la otra réplica es la que está exhibiéndose en la municipalidad de Cartago en estos momentos como parte de las actividades del bicentenario.
El doctor de los libros
Don Luis Umaña es un costarricense que se ha especializado en los últimos diez años en la restauración de libros, logrando portadas únicas con materiales lo más apegados a la época en que salió publicado.
Su taller se llama “El diario de los viajes”. Verdaderamente es un hospital de libros antiguos. A don Luis también lo conocen como “El doctor de los libros”.
“Yo tuve el gran honor de participar en la restauración del Acta de la Independencia porque cuando se le terminaron de realizar todos los trabajos de restauración, entendieron que no tenían a alguien que realizara la reencuadernación con el material y las técnicas que se usaron en 1821.
“Yo me especializo en eso, en recuperar técnicas de encuadernación antiguas, ancestrales. Jamás me imaginé que la vida me diera el privilegio de ser el responsable de descoser nuestra Acta de Independencia. No tengo palabras para explicar lo que sentí en esos momentos, incluso hasta me dieron ganas de llorar de la emoción, sentía que no era digno de estar haciendo algo tan importante para mi amada patria”, aseguró don Luis.
Al doctor de los libros, una vez que le metió mano al acta, le dolió muchísimo darse cuenta que hasta 1950 la descuidaron mucho. De hecho, le perdieron las tapas originales y le pusieron otra que en resumen y a lo tico: nada que ver.
Además, no la mantuvieron protegida de la humedad, del polvo, de la luz natural del sol, de las luces artificiales, de las luces de los flashes de las cámaras, se la enseñaban a cuanto político con influencias o buen puesto pidiera verla y esos influyentes hasta la tocaban con sus manos, nadie usaba guantes.
Inventó técnica
Como el “doc” entendió perfectamente que su reencuadernación tenía que ser sin pegamentos, ni siquiera con técnicas de los pegamentos usados en 1821 que se hacían con nervios de caballo o almidón, él aprovechó que el acta se fue para la UCR y se metió en el depósito 6 para estudiar las técnicas usadas en documentos de la misma época.
Tras el análisis aprendió que los libros de la época tenían tapa dura en los cuales se usaban, a lo interno, colores muy vivos como el verde, terracota, amarillos, que se aplicaban con la técnica llamada marmoleado, que se dejan caer gotas gruesas de los diferentes colores; eso lo hizo la tica Amanda López.
“Por las fotos de hace 200 años mucha gente piensa que no se usaban colores, claro como son fotos a blanco y negro, pero eso no fue así, se usaban colores y muy vivos. Las tapas (portadas) eran de madera forradas con piel de ternero, por eso fuimos a la Tenería El Molino, en Cartago, en donde nos donaron la piel y la prepararon, también sin cobrar un cinco, con los químicos especiales para libros, justo como hace 200 años”, explica el “doc”.
Don Luis inventó una técnica y un aparato (llamado bastidor) para tejer el acta. Propuso la técnica a los científicos de la UCR y a las autoridades del Archivo Nacional y cuando le dieron la autorización procedió a coser a mano las hojas con las tapas que tienen una lomera falsa en donde está pegada la piel, ya que las hojas no se pueden pegar directamente a la portada.
Además, “El doctor de los libros” le fabricó al acta una caja especial en donde se guardó en el depósito 6. Del libro de actas de la muni de Cartago ya quedó separada el Acta de Independencia, por eso don Luis le hizo una gavetica especial para que esté siempre junta a ese libro de actas brumoso.
“El Acta entró a restauración con 200 años de edad y la dejamos como una chiquilla de 15 años, gracias a la gran ayuda de la UCR, el Archivo Nacional y don Luis Umaña, además de otras personas y empresas que donaron todo su trabajo”, confirma don Carlos.