Marisol Arias debió esforzare al máximo para sacar el odio que tenía dentro de sí, pero una vez que lo consiguió, el cáncer de mama empezó a ceder terreno.
Esa luchadora de 48 años todavía recibe quimioterapia como parte de su guerra contra esa enfermedad y cuenta que un divorcio le quitó la tranquilidad, pero pudo encontrar la suficiente fortaleza para perdonar, olvidar y llenarse de paz. Su caso se detectó en el 2015.
Ella es una de las mujeres que este sábado participaron en un certamen de belleza diferente y especial: todas las hermosas concursantes han luchado contra el cáncer. De hecho, algunas todavía libran esa batalla y la están ganando.
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La actividad fue organizada por la Asociación Lluvia de Esperanza, en San Carlos, y recaudaron fondos para comprar equipo ortopédico, alimento y pañales para personas enfermas.
La corona fue para Yorleny Serrano, Marisol Arias se dejó el segundo puesto y el tercero fue para Ligia María Salas.
¿Cómo nace? El concurso vio la luz como un proyecto de Catalina Cabezas, quien ganó el certamen de belleza Miss Teen Latinoamérica, de Royalty Costa Rica, y como parte de su responsabilidad social, se puso en contacto con la Asociación Lluvias de Esperanza.
Ese grupo ayuda a mujeres sobrevivientes de cáncer y junto con la presidenta Marielos Corella, decidieron organizar el evento con nueve guerreras
“Catalina me dijo que si ganaba, este sería el proyecto. Yo soy sobreviviente y sé lo que significa toda esta enfermedad. Vi pasarelas en redes sociales y le había propuesto la idea”, contó doña Marielos, gestora de la linda idea.
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Doña Marisol, quien tiene tres hijos y tres nietos, cree que su cáncer fue provocado por los malos sentimientos.
“Fue por el odio por una persona. Me envenenaba yo misma. Decía que iba a perdonar a partir de tal fecha, pero recibía otro golpe y llegaba el odio. El doctor y el psicólogo me dijeron que la quimio no me hacía efecto por ese rencor”, contó la guapa señora.
“Yo no podía dormir, decía que me iba a morir y eso era un aliento para las células cancerosas. Cuando logré sacar el odio de mí, empezaron a verse los resultados que necesitaba. Al perdonar, vi el cambio total, tuve paz interior y todo fue positivo”, dijo.
Doña Marisol dice que tenía una pelotica en un seno y por seis años no pasó nada, pero en el 2015, luego del divorcio, empezó a desarrollarse y entonces tuvo que ir al hospital.
“Empecé con quimio, las cuatro fuertes, pero el tumor siguió. No me hizo nada y me internaron de emergencia, me quitaron todo el pecho y luego continuaron con radiación, fueron 26 sesiones”, narró.
En ese momento se armó de mucha fortaleza, perdonó de corazón y las cosas empezaron a ir mejor.
“Tengo que tomar quimio (en pastilla) por cinco años, ya llevo tres años y diez meses”, dijo.
Pero el asunto no es tan sencillo. Doña Marisol no puede asolearse y debe evitar grasas y lácteos para que el cáncer no vuelva.
“Debo comer cosas verdes naturales y dentro de lo posible no engordar porque el tipo de células cancerosas que tuve se alimentaban de la grasa”, explicó.
Otra situación dura que enfrentó esta candidata a reina de belleza fue su hijo menor, quien la pasó mal mientras ella estuvo enferma. Esta valiente tiene tres hijos y en ese momento Luis Fabián tenía diez años.
“Le dio una crisis emocional fuerte, estuvo dos años y cuatro meses con psicólogo. No podía dormir o estar lejos de mí porque decía que yo me iba a morir. Mis hijas también, ellas tienen su hogar, estuvieron pendientes todo el tratamiento y mi mamá me cuidó seis meses”, contó.
Añadió que el concurso le llamó la atención porque puede ayudar a otras personas a superar el cáncer o para que encuentren una fuente de motivación.
“Ya lo que he vivido es ganancia, pero si quedara entre las tres primeras (fue la segunda) sería una extra que voy a aprovechar bien para ayudar a otras mujeres con cáncer y desarrollar más el conocimiento que he adquirido por este tiempo de tratamientos”, dijo.
Cabezazo salvador
Otra mujer luchadora que este sábado estuvo pulseando la corona en el salón Beraca, en La Marina de San Carlos, fue Anaís Sánchez, de 58 años, quien venció el cáncer de mama y en la actualidad está en pie de lucha contra un cáncer en la columna.
En la historia de ella hay un hecho circunstancial que considera que le salvó la vida: un pequeño accidente con su hijo.
Resulta que ella estaba recién divorciada y su hijo menor, de nueve años en ese entonces (febrero del 2010), le dio un cabezazo en un seno, lo que le provocó un fuerte dolor.
El niño había tenido un accidente pocos días antes y doña Anaís se sentía muy angustiada.
“Un día me dijo que quería dormir conmigo y le dije que sí. Le dije: ‘Venga mi amor, no hay problema', pero mientras dormíamos me dio un cabezazo en el pecho y me quedó doliendo”.
“Tuve que ir a que me examinaran. Me sentía abandonada, con una carga muy pesada, los chiquillos en el colegio (tiene dos más), trabajando en mi propio negocio (tiene un salón de belleza) y lo del niño en el hospital, que estaba muy reciente, me generó estrés. No comía por horas, todo eso generó que me apareciera el cáncer”, explicó.
Una trabajadora social fue su gran aliada y siempre la tranquilizaba por la parte mental. Doña Anaís tenía dos cánceres en el seno y uno en la axila, a todos los venció.
“No me podían operar, el cáncer estaba grande. Fui en marzo a quimio y lograron operarme hasta en noviembre, esos meses en quimio lograron reducir el tumor y me quitaron los dos pechos”, dijo.
La segunda vez que le detectaron cáncer, también se vio envuelta en una situación complicada.
A ella le iban a reconstruir los senos en el 2014, pero en eso perdió una propiedad en Guápiles, producto de una estafa y cayó enferma.
Cuando le realizaron los exámenes para esa reconstrucción, salió una mancha en la columna y tenía dolores muy fuertes. Se creía que eran producto de unas hernias que le salieron, aunque ella pensaba que era lumbalgia.
Sin embargo, cuando iba para una cita médica en en 2017 a San José, las piernas no le respondieron y llegó en taxi a donde la doctora.
“Ella me examinó y vio que el cáncer estaba como adentro de los huesos y me había quebrado una vértebra. Imagínese el dolor. Era cáncer y había hecho metástasis. El tumor creció y quebró la vértebra, la T11”, dijo.
Hoy en día debe tomar medicamentos, pero ha superado los dolores y está en pie de lucha, como toda una guerrera, como ella misma se dice.
Nueve guerreras
- Clara Salas, 58 años
- Marisol Arias, 48 años
- Martha Céspedes, 54 años
- Yorleny Serrano, 47 años
- Ligia María Salas, 63 años
- Anaís Sánchez, 58 años
- Lissette Álvarez, 24 años
- Yessenia Alfaro, 44 años
- Rafael Castro, 65 años