Para Mayela Vargas y su hijo Daniel no hay época más especial que la Navidad. Algunos la podrán llegar a ver como una festividad más de entre el montón, pero para ellos es un momento que los une como familia y por los últimos 30 años, o tal vez más, el arbolito se ha vuelto el centro de su más importante tradición.
Desde que sus hijos estaban pequeños Maye, como le gusta que le digan de cariño, les inculcó la tradición de todos los años ir a comprar el arbolito de navidad juntos.
“Desde que los chicos estaban pequeños, es nuestra tradición. Nos íbamos en familia; me recuerdo verlos correteando por los árboles y comíamos agua dulce con tamal”, recordó con cariño.
“Siempre hemos comprado árbol natural. A mí me encanta por el olor y es rico decorarlo. Todos los años es un poco distinto, porque los árboles son diferentes, ahora vamos a una venta muy bonita en San Luis de Santo Domingo de Heredia, pero lo lindo es ir a comprarlo con los chicos”.
Prueba de amor
No obstante, como cualquier tradición es normal que con el paso de los años hayan cambios y si bien, en un inicio iba con sus tres hijos, poco a poco cada uno creció y fueron creando tradiciones con sus propias familias, pero su secuaz más fiel, Daniel, nunca se bajó del barco.
“Cada uno tiene sus cosas, pero desde hace unos años vamos Dani y yo. Él es el que se queda conmigo, al que no perdemos”.
Acá lo que deben entender es que no se trata, únicamente, de ir a cualquier lugar para escoger un árbol a la carrera y salir de eso. La idea es disfrutar todo lo que sucede alrededor de la tradición y los momentos que comparten juntos.
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Y claro, no puede faltar la musiquita navideña para ambientar el momento.
“Daniel trae de todo para hacer el desayuno y, esta vez, desde buena mañana pusimos música de Navidad: Frank Sinatra, Michael Bublé, Andy Williams”, nos contó entre risas.
“Cuando Dani termina de trabajar, agarramos el carro y nos vamos para la arboleda”.
Una vez vez ahí, tiene todo un ritual antes de llevarse un árbol a casa.
“Fijate que no escogemos el primero. Es parte de nuestra tradición caminar por toda la arboleda. Vamos, escogemos uno, le tomamos foto y seguimos caminando. Poco a poco, vamos escogiendo ganadores y al final, escogemos el definitivo”.
“Conversamos con los dueños, compartimos, es muy difícil explicar lo que hacemos por que es muy emocional. Es una actividad de nosotros dos, es de lágrima. Puedo decirte que es muy emocional para los dos, es lo que nos gusta hacer", recordó con mucho sentimiento.
“Dani me dice: ‘mamá ya llegó la fecha’ y, a pesar de todo, para nosotros es muy importante sacar ese día”.
La decorada del arbolito tampoco es un evento que pasan por alto y, como ya es tradición, ambientan el momento con música navideña, hay quequito de Navidad y van decorando con cosas que son importantes para ellos.
“Ponemos las luces, le cuelgo fotos de nosotros, de los chicos, los nombres de los perritos y hasta recuerdos de hace muchos años, de gente que me ha regalado cosas”, explicó.
El árbol perfecto
Claramente, escoger el árbol ideal no es tarea sencilla, pero para su suerte y la mía, Maye tiene más de 35 años de experiencia escogiendo arbolitos y nos pasó un par de bolados para tomar en consideración.
La altura es importantísima, en especial si quiere ponerle la estrellita en la punta. Lo que Maye hace es que mide desde el suelo hasta el cielo del techo y se lleva una cinta métrica para medir los árboles y escoger uno que quepa.
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Otra cosa que no puede dejar pasar por alto es el tronco, entre más recto mejor.
Recuerde que a diferencia de un árbol artificial no tiene un soporte, entonces el tronco debe ser fuerte y recto.
Aparte de eso, la parte estética es decisión suya; puede ser un árbol pelao’ o “ramocito” --como le llama ella-- para que pueda guindar todas sus decoraciones.
Eso sí, recuerde buscar uno verdecito y que no se vean partes secas ni en las ramas ni en el tronco. Así se va a asegurar que dure mucho.
Una vez que lo tenga en casita, necesita tres cosas: un balde, piedras y agua.
Acomode el árbol en el centro del balde y use las piedras para mantenerlo fijo. Luego, lo rellena de agua y listo, su casa va a oler delicioso por el resto de la Navidad.
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Ahora, ¿qué se puede hacer para dure la mayor cantidad de tiempo?
Según nos recomendaron expertos de Árboles Hernández, pida que se lo den con un poco de raíz. Claramente, no es que le va a crecer un árbol hecho y derecho, pero sí podría aguantarle hasta dos meses.
Recuerde rellenar el agua todos los días, en especial el primer día que el arbolito llega seco y, un secreto es que si le pone pedacitos de hielo, su árbol siempre va a estar hermoso.