La pandemia de covid-19 vino para cambiar muchas cosas. En no pocos casos ha obligado a hacer cerebro para ver cómo se resuelven situaciones que antes eran muy sencillas.
Un ejemplo: papás de recién nacidos han tenido que buscar la forma de presentárselos a otros familiares sin exponerlos al peligroso virus.
Días atrás les contamos que en Monterrey, México, están usando las “baby cabin”, que son unas furgonetas adaptadas con ventanales grandes de vidrio. Los papás suben con su bebito y los llevan a donde pidan para presentar a la criatura.
Un sillón, plantas e imágenes de cuentos infantiles adornan la cabina. El alquiler es de $40 (unos 24 mil colones) la hora.
En Costa Rica no tenemos eso (aún), así que los papás se las han tenido que ingeniar para presentar a los chiquitos a los parientes.
Angie Villalobos Jiménez es mamá primeriza y aunque quisiera mostrar a todos a su angelito Santiago sabe que lo mejor es mantenerlo (y mantenerse ella) lejos de otros adultos.
Angie y su esposo, Marco Molina, viven en San Isidro de Heredia, en una casa con ventanales como mandados a hacer para la ocasión, así que desde adentro les han enseñado a su bebé a quienes llegan a visitarlos.
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“Esta situación del virus lo ha complicado todo. Cuando mi bebé nació, el lunes 3 de agosto, tuve que estar sola, no dejaron entrar a mi esposo y eso fue muy duro. En esos momentos tan difíciles el apoyo de la gente que uno quiere es fundamental”, explica Angie.
“Nosotros vivimos en una propiedad con varios familiares y nos ha tocado enseñar el bebé por las ventanas. Mis tíos y primitos pequeños vienen a menudo a que les enseñe a Santiago y lo ven desde afuera.
“La familia de mi esposo es de Desamparados y a ellos solo les hemos enseñado el bebé por videollamadas. Mi suegra tiene muchas ganas de ver a Santiago porque es el primer nieto varón, pero sabe que lo mejor es esperar que pase el riesgo de la pandemia. Gracias a Dios las dos familias han sabido comprender que tenemos que ser prudentes para evitar riesgos”, dice la mamita con toda razón.
Era virtual
Milagro Solano también es mamá primeriza y dice que sintió temor al saber que su pequeña Zoe nacería en plena pandemia.
“Era mucha la incertidumbre que tenía, me aterra un montón el covid en el sentido de contagiárselo a la bebé porque no sabemos cuáles son las secuelas. Si bien la taza de mortalidad es muy baja en niños, no sabemos si a nivel cerebral o a nivel físico les puede generar algo”, detalla.
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Los cuidados son por supuesto algo de todos los días.
“Tengo mucho tiempo de no ver a mi abuelita y sé que a ella le encantaría estar chineando a la gordita, pero por el momento lo que hemos hecho son videollamadas con un tío que vive con ella para que pueda ver a Zoe. También le tomo muchas fotos y videos y se las mandamos para que la sienta cerca”.
Milagro dice que cuando algún conocido le pregunta si puede ir a conocer la chiquita, ella cordialmente le dice que no y lo invita a conectarse por Zoom para presentárselas por ese medio. Fue así como le presentó la bebé a su hermana Nataly, quien está en Holanda.
“Yo siento que la gordis, a sus cuatro meses, cree que vive en un mundo cibernético porque ya está más que acostumbrada a ver el celular y a que la gente le hable por ahí y ella también se pone a hablarles a las personas a su modo, esa es la manera que hemos encontrado de sentir el cariño en medio del distanciamiento social. Aunque nada sustituye, por supuesto, el calor humano”, aseguró Milagro.
De larguito
Otro caso es el de Pamela Martínez, quien vive en Pérez Zeledón y hace dos meses dio a luz a su segunda bebé: Mary Paz.
La primera se llama Emma Sofía.
Dice esta mamita que en los últimos cuatro meses del embarazo sintió susto, sobre todo cuando veía que los casos positivos de covid iban en aumento en Pérez Zeledón.
“En mi casa no aceptamos visitas y no visitamos a nadie. Cuando alguien viene a ver a la bebé lo hace desde afuera del portón, por seguridad, así lo hemos manejado”, explica.
“No falta quienes se enojen, pero yo quiero mucho a mis dos hijas como para arriesgarlas solo para evitar que alguien se moleste”, dijo.
Lo que ha hecho en algunas ocasiones es mostrar a Mary Paz desde el portón para evitar una cercanía innecesaria en este momento.
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Pamela nos cuenta que su esposo Fausto es el único que sale a trabajar y, claro, apenas llega se quita la ropa y se mete a bañar. Además, a todo le ponen alcohol gel para desinfectar.
Las tres mamás se las han ingeniado para mantener sus hogares libres del coronavirus y aseguran que harán todo lo necesario para mantenerlo lejos de sus amados bebitos.