Escuchar
Tras casi dos meses de la exitosa operación de los siameses Samuel y Ezequiel Núñez Badilla, conversamos con Evelyn, la mamá de los pequeñitos, quien nos contó cómo han vivido este tiempo.
Desde hace un mes y una semana ambos jóvenes oriundos de San Vito de Coto Brus, están viviendo en el albergue de la Fundación Ronald McDonald, que se ubica a 300 metros al oeste del Hospital Nacional de Niños, donde continúan hospitalizados sus pequeños.
Esto les facilita mucho la logística para poder acompañarlos como mínimo 12 horas al día, cuando no tienen el apoyo de algún otro familiar que los releve.
Además, en la fundación a los papitos les dan la alimentación, cinco tiempos de comida, servicio de lavandería, dormida, baño y hasta ropa porque reciben donaciones de muchas personas solidarias.
LEA MÁS: Le explicamos en qué consiste la operación que le hicieron a los siameses
"Cuando estamos con ellos (Samuel y Ezequiel) les leemos los mensajes que las personas les mandan, les cantamos, hacemos ejercicios, les hablamos, les mostramos juguetes y les ponemos música para que ellos estén contentos y tranquilos", explicó la valiente madre.
Además, indicó que la doctora Olga Arguedas, directora del Hospital de Niños ordenó que siempre haya un auxiliar presente con cada uno de los bebés, lo que les aliviana mucho la tensión de estar al pendiente 100%.
De siete de la mañana a siete de la noche pasan junto a ellos y a esa hora se van a descansar.
"Si fuera por nosotros nos quedaríamos más tiempo, pero es muy cansado y el cuerpo no aguanta", agregó la mamita.
José Francisco, su hijo mayor, está con sus abuelos maternos en San Vito y lo traen cada cierto tiempo para que comparta con sus papás, esta semana estuvo en San José, pero aún no ha podido ver a sus hermanos, pues cuando le habían conseguido el permiso, se enfermó de gripe y era muy peligroso, y ahora, por distintas circunstancias no pudieron renovárselo.
LEA MÁS: Estos son los ángeles que resucitaron a Samuel
"Estamos firmes en nuestra fe, seguimos adelante porque sabemos que un día de vida de ellos es un milagro más. Somos católicos, pero ahora se nos ha complicado ir a misa, solo cuando nos escapamos al Santísimo que está en la capilla del hospital. Creo que eso nos ha fortalecido mucho", aseguró Badilla.
"Teníamos miedo y lloramos mucho"
Los días previos a la operación fueron muy duros para ambos, pues no podían contarle a nadie que sus niños serían operados, pero un día antes de la operación (22 de febrero) no aguantaron más y le contaron a sus padres.
"El proceso previo fueron días muy oscuros, muy difíciles porque teníamos mucho miedo, lloramos mucho, desahogamos todo lo que teníamos por dentro. Había muchos signos de pregunta y miedo. Nos costó mucho entregar los bebés a Dios, y pasábamos en el hospital. A pesar de que andábamos muertos por dentro, con los bebés tratábamos de estar felices", recordó Evelyn.
Varios familiares y amigos vinieron a acompañarlos ese 23 de febrero, para que la espera de más de 20 horas, que duró la operación, no se sintiera tan larga.
Estos casi dos meses tampoco han sido fáciles. Ha habido días muy oscuros y otros muy buenos, asegura que cuando se están alegrando, pasa algo que les vuelve a bajar la emoción.
"Estamos contentos porque cada día que avanza es una mejoría. Tienen sus complicaciones, pero los médicos están encima, muy pendientes. El esmero que han tenido los médicos cuidándolos con tanto amor y responsabilidad nos motiva y nos da mucha seguridad", añadió la ahora vecina de Paraíso de Cartago.
José Francisco, el hermanito mayor de Samuel y Ezequiel ya sabe que están separados y dice que los extraña mucho y que quiere jugar con ellos. Incluso, pese a su corta edad (4 añitos), los anima y les dice que pronto van a estar juntos y van a seguir siendo una familia feliz.
"Ha sido muy bonito ver el apoyo de la gente en la calle, nos saludan y nos dicen que en su pueblo están orando por nosotros" agradeció la joven madre.
Avance es lento
Según el último reporte médico de la doctora Arguedas, Samuel y Ezequiel continúan en la lucha.
"Samnuel ha ganado peso y está sin antibióticos y en proceso de disminución de la dosis de medicamentos que le damos para controlar las convulsiones. Ezequiel está siguiendo sus pasos; sin embargo, el principal problema de ambos es la alimentación por lo que están aplicando una serie de medidas y dándoles alimentos especiales con la ayuda de especialistas en gastroenterología", explicó la directora del centro médico.
Además, de cirugía reconstructiva también están analizando diferentes opciones para programar el cierre de la cabecita de Ezequiel que aún está con una área sin piel y cubierta por una membrana sintética.
