El papa Francisco le pidió a los peluqueros y estilistas del mundo que eviten los chismes cuando están trabajando, eso sí, espera que nunca dejen de tener palabras amables con sus clientes.
“Ejerzan la profesión con un estilo cristiano, tratando a los clientes con amabilidad y ofreciéndoles siempre una palabra agradable y de aliento, pero evitando ceder a la tentación de los chismes que llegan fácilmente en su ambiente”, aseguró el pontífice.
Esto lo dijo durante una audiencia en El Vaticano, a la cual asistió una delegación de peluqueros y estilistas miembros del Comité de San Martín de Porres. Por eso el argentino les pidió seguir el ejemplo de ese monje dominico peruano, considerado su santo patrón y quien fue formado en el arte de la peluquería.
“Totalmente de acuerdo con el papa Francisco, los estilistas debemos ser tumbas. El estilista cuentero se queda rápido sin trabajo, no hay nada peor que un chismoso”, comentó Ángel Rafael, uno de los estilistas más reconocidos del país, quien embellece rostros y cabelleras de nuestra farándula y tiene su propio salón.
Cuentan todo
¿Realmente los clientes cuentan de todo cuando les están cortando el pelo o poniendo un tinte?
“Claro que sí, pasa todo el tiempo. Cuando las personas se sientan en nuestras sillas se relajan, entran en confianza y se genera ese ambiente para que se sientan con la oportunidad de contarnos cosas personales que ni en broma le contarían a otra persona… se desahogan”, añadió Ángel Rafael.
Ángel tiene un lema que es como su filosofía de vida a la hora de atender a un cliente que le está contando vida y milagros.
“Siempre digo que a mí me pagan para quedarme callado. Nada, no suelto nada de lo que un cliente me dice, pero sí conozco casos de estilistas que pasan de chisme en chisme”, dijo.
Este conocido estilista recuerda muy bien que cuando inició, hace ya 26 años, en la peluquería y el estilismo, le explicaron muy bien que es un oficio para embellecer a las personas y no para ensuciarlas con cuentos.
Clientes fijos
También conversamos con Adán Chinchilla, quien realiza cortes de cabello y embellece rostros en canal 7. Él además tiene su salón en Acosta y considera que el propio estilista tiene mucho que ver cuando un cliente le cuenta todo o no le cuenta nada.
“Uno generalmente tiene clientes de años, clientes fijos, eso también permite una mayor confianza. Cuando mis clientes llegan yo trato de arrancarles el estrés y eso puede ayudar a que se sientan libres y por eso me cuenten cosas, porque cuentan de todo, absolutamente de todo, por eso es cierto que debemos ser mudos”, explica Adán quien tiene 27 años de ser estilista profesional.
Juan Avendaño, barbero de La BarberíaCR, ubicada en Heredia, también reconoce que sus clientes al estar en la silla se liberan de sus problemas y los cuentan.
“Tiene también que ver con el lugar, aquí en La Barbería CR se está cómodo y en un lugar amplio, pero si usted está en una barbería donde no caben ni tres personas, el asunto cambia.
"A uno le toca escuchar, porque también eso es un arte del barbero, saber escuchar y mandar lo escuchado al fondo y con candado”, comentó Avendaño.
En un pequeño recorrido de todo lo que les cuentan, estos profesionales de la belleza hicieron un resumen:
La gente relajada y en confianza cuenta sus infidelidades, también alumnas hablan de la relación que tienen con este o aquel profesor de un colegio, otros hablan de un robo que hicieron, de cómo serrucharon un piso para amarrar un negocio, también cuentan que andan con la hermana de la esposa o que no quieren reconocer a un hijo que saben muy bien que es suyo...