Familiares y amigos de Eugenio Androvetto, director de la Dirección de Protección Radiológica y Salud Ambiental del Ministerio de Salud, que fue asesinado el 27 de julio pasado, se reunieron para rendirle un homenaje y unirse en una sola voz para pedir justicia por la forma en la que perdió la vida.
Este miércoles al mediodía, decenas de personas llegaron al parque Doctor Solón Núñez, que se ubica frente a las oficinas centrales de la institución, para, más allá del dolor que sienten por su asesinato, dedicarle unos minutos para recordarlo.
Los funcionarios del ministerio fueron citados al mediodía para hacer la actividad en la hora de almuerzo. Se les pidió ir de blanco y todos llevaron flores, las cuales se colocaron frente a una foto del ingeniero que tenía un sentido mensaje: “Siempre en nuestros corazones”.
Al encuentro acudieron trabajadores de oficinas centrales y de oficinas que se localizan fuera de San José y también trabajadores pensionados.
Por espacio de media hora estuvieron unas 50 personas en el homenaje, en el que se encontraba su padre, don Eugenio Androvetto y otros parientes. Muchos miraban la foto de Eugenio con lágrimas, otros observaban el retrato en silencio y recordaban momentos que vivieron junto al ingeniero, quien laboró por 25 años en el ministerio.
Grettel Molina, una trabajadora pensionada, dedicó unos minutos para hablar de su excompañero.
“Androvetto era una buena persona, todos lo vamos a extrañar, tanto los que están aquí como funcionarios, como los que ya nos jubilamos. Elevo una oración al cielo para, los pecados que haya podido tener, Dios lo perdone y también para que Dios nos proteja a todos de este tipo de cosas. Que se haga justicia, que no pasen años sin saber qué pasó y por eso estamos aquí, porque queremos justicia.
“Tenemos que cubrirnos con la Sangre del Señor, para que nos proteja de este tipo de situaciones. Lastimosamente, tuvo que suceder con una persona que todos estimábamos mucho, con cualquiera hubiera sido doloroso, porque la camaradería en esta institución, el compañero que siempre ha habido aquí ha sido un ejemplo, ha sido muy bonito en general”, declaró.
“Me hace mucha falta”
Don Eugenio padre llegó acompañado de su esposa, doña Teresa. En medio del dolor, el señor de 86 años conversó con La Teja y contó cómo recuerda a su hijo, quien vivió con él durante toda su vida.
“Fue muy buen hijo, una buena persona, no le hacía daño a nadie. Era quién me acompañaba, vivió conmigo siempre y me hace mucha falta, extraño muchas cosas, era mi hijo, me hace falta estar con él.
“Recuerdo que yo me levantaba primero y yo me preparaba mi desayuno, luego él se despertaba para alistarse y a eso de las 6:30 de la mañana se iba para el trabajo. Pasaba todo el tiempo trabajando y llegaba a la casa, como a las 5 ó 6 de la tarde”, destacó.
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Don Eugenio recordó que el día en que su hijo falleció, todo transcurrió con normalidad en su casa.
“Siempre veíamos juntos las noticias y compartíamos muchas cosas. Ese día, como cualquier otro, me dijo que iba a salir, no hubo nada extraño, él salió como siempre lo hacía.
“Ahí vamos, sufriendo mucho, pero tenemos que seguir. Agradezco por el homenaje, fue muy lindo”, relató.
Carlos Madrigal, uno de sus compañeros en la Dirección de Protección Radiológica y Salud Ambiental también recordó al ingeniero y contó algunas de las vivencias que compartieron juntos.
“A Eugenio lo conocía desde hace años y trabajábamos juntos desde el 2013. Lo que él era se refleja con la cantidad de gente que nos acompañó el día de hoy (miércoles), era muy querido, además de ser un buen profesional, era una persona referente en ciertos temas ambientales en el país, no hay ningún aspecto negativo que se pueda mencionar, era muy colaborador, trataba de que el ambiente laboral en la dirección fuera el mejor, eso también se refleja con la actividad de hoy.
“Nunca tuvo malas caras, siempre era muy sonriente y es un recuerdo muy positivo que tenemos de él en medio del dolor tan grande que nos embarga”, destacó.
Madrigal aseguró que él y Eugenio almorzaron el viernes.
“Almorzamos juntos el viernes, cuando estábamos en el almuerzo conversábamos cosas que no eran de trabajo y también hablamos de los problemas que tenía en la oficina, pero particularmente fue un día positivo.
“Nos enteramos de lo que pasó el domingo en las primeras horas del día. No sabemos qué pudo pasar para que se diera una muerte tan trágica”, expresó.