Para don Alexander Jiménez Barahona, panteonero del cementerio de La Uruca, es normal ver un fantasma después de 33 años de trabajar en diferentes cementerios de San José.
Él nació y se crió en Llano Hermoso de Puriscal, tiene 54 años y desde los 21 trabaja de panteonero o sepulturero, como también se le conoce a ese oficio.
Es empleado de la Municipalidad de San José, que es la encargada de administrar el cementerio Sagrado Corazón de Jesús, de La Uruca.
“Algo pasa en los cementerios. En prácticamente todos los cementerios sale una niña y aquí sale. Aquí ha llegado gente y me dicen que vaya a ver porque hay una niña sola jugando entre las tumbas. Yo me fijo bien y la veo, compruebo que sí, pero cuando llego no está.
“Es una niña que de largo siempre se ve, pero cuando uno se acerca desaparece. La he visto por los nichos y entre las tumbas. Ver una niña de unos cuatro años dentro de un cementerio y sola, eso es muy difícil que pase, por eso siempre voy a revisar y nunca aparece”, reconoció el puriscaleño.
A vista de todos
Cualquiera puede pensar que de seguro don Alex, de tanto trabajar en cementerios, ya hasta ve cosas solo, pero no es así, le ha tocado recibir gente en la oficina que jura y perjura que acaba de ver una niña entre las tumbas.
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“Le puedo asegurar que a la oficina de aquí (del cementerio de La Uruca) me ha llegado a buscar gente para decirme que los disculpe, pero están viendo hace rato una niña sola en el cementerio, entonces la voy a buscar junto con la persona y no encontramos nada. Aquí en este cementerio hay muchas niñas enterradas, eso sí es un hecho”.
La niña fantasma
Lo más impresionante de la historia de don Alex es que no solo ha visto a una niña, sino que ha interactuado con ella.
“Le voy a contar otra situación que viví junto con un compañero de trabajo. Conversé con el fantasma de una niña que andaba viendo a sus familiares.
“Un día estábamos normalmente haciendo nuestras labores y nos pusimos a conversar en el puro portón de la entrada y al ratico entró una chiquita como de unos siete años y eso me llamó mucho la atención.
“La chiquita agarró hacia las tumbas y entonces le dije a mi compañero, ‘voy a ver, porque es muy raro que esa chiquita entrara sola’. Caminé, me le acerqué y le pregunté qué se le ofrecía y me dijo: ‘nada, nada, vengo a ver a mis familiares’.
“No noté nada raro, la chiquita hasta se puso a conversar conmigo normal y de un pronto a otro me preguntó: ‘¿por qué no se va?’. Le ofrecí disculpas y me fui. Volví adonde mi compañero. Le puedo asegurar que esa niña no salió nunca del cementerio”, recordó.
En ese momento, a los dos les entró la duda de si esa niña era un fantasma, lo cual comprobaron minutos después.
“El compañero, ya bien asustado, me dijo: ‘vea, Alex, si esa chiquita no sale en veinte minutos yo aquí, a este cementerio, no vuelvo nunca más’. Ahí fue cuando le dije al compañero: ‘ok, vamos a buscarla’.
“Por aquello de las dudas, yo cerré el portón de la entrada con candado para así evitar que la niña saliera mientras la andábamos buscando. Le dimos tres vueltas al cementerio y jamás la vimos. Pero es algo normal para mí, yo en este cementerio veo gente que entra, la veo claramente y después me canso de buscarlos, no aparece”, agregó.
El sepulturero nunca olvidará que cuando comenzó a trabajar en cementerios era un saco de nervios, “pero con el tiempo uno a todo se acostumbra, hasta a los fantasmas. Para mí convivir con presencias del más allá es lo más normal, porque es con lo que vivo diariamente.
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“Con un fantasma no me asusto, más bien me embarga como un dolor, porque lo veo como un alma en pena que no ha logrado descansar”, lamentó.
Son demonios
Israel Barrantes, experto en temas fantasmales y parte del equipo investigador de Investigación ParanormalCR, tiene más de 10 años de experiencia buscando fantasmas en diferentes partes del país y hasta ha pasado noches en cementerios esperando una aparición.
El investigador paranormal nos confirma que no existen los fantasmas de niños y que si alguien ve uno en realidad, lo que observó es a un deminio disfrazado.
“En Investigación ParanormalCR no creemos en fantasmas de niños, hemos confirmado que son entidades de bajo astral. El bajo astral es otra dimensión en la cual se quedan algunas energías espirituales después de fallecer.
“Las energías que se pasean en el bajo astral son las peores, el odio, el rencor, la violencia, los vicios, homicidas. Se sabe que quienes viven en el bajo astral fueron violadores, asesinos, entre otras almas de lo peor y se muestran como niños, porque un niño llama a la ternura, la gente siempre busca acercarse a un niño, sin embargo, son demonios, energías muy negativas de las que hay que alejarse”, advirtió.