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Pancho, el mulo tico que cuesta casi ¢6 millones

Pintas café con blanco hacen que cueste 10 veces más que una mula normal

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En San Antonio de Belén hay un mulón que le saca los ojos a cualquiera.

Se trata de Pancho, una mula macho que es la sensación en ese negocio que se dedica a la crianza y venta de burritos y mulas.

Este es Pancho con pocos días de nacido. Lo acompaña su dueño Alexander. (Cortesía )

Según comentó su dueño, Alexánder González, Pancho nació hace dos meses y desde el día uno llamó la atención de propios y extraños por sus manchas.

Y es que las mulas por lo general son de un solo color: negras, grises, café o blancas; pero Pancho resalta por sus pintas repartidas café con blanco.

Panchito es hijo de un padre burro raza Kentucky y una yegua Cuarto de milla.

“Pancho es un muñeco, es el chineado de la casa. Le estamos dando alimento de potro para que agarre mucha fuerza”, indicó su dueño.

Cariñoso

Agregó que muchas personas han llegado a preguntar por esta belleza de animal, la cual cuesta 10 mil dólares (casi seis millones), mientras que los “normales”, las mulitas criollas, cuestan 500 mil colones.

“Es por la raza de la madre y la calidad de burro del padre. Es muy difícil que nazca un macho con esas pintas, entonces se cobran en el precio de venta", aseguró el experto.

Así luce Pancho ahora, aquí tomando agua junto a su mamá, una yegua sin nombre. (Cortesía)

Pancho es hijo de una yegua y un burro, pero una mula también desciende de un caballo y una burra.

Esta mezcla da como resultado un animal estéril; sin embargo, una mula macho debe ser castrado para que sea un animal seguro y sociable.

González resaltó que Pancho, y todas las mulas en general, tienen tres veces más resistencia que un caballo a la hora de ponerlos a trabajar, a jalar carga en una finca, arrear ganado, participar en topes o cabalgatas, de ahí nace el dicho “trabaja más que una mula”.

En apariencia ambos son muy similares, solo que los mulos tienen las orejas más largas. Una mula obtiene su habilidad atlética del caballo y su inteligencia de un asno.

Algunos aseguran que son animales “tontos”, no obstante, don Alexánder, niega que esto sea así.

“Las mulas son más solicitadas para trabajos pesados, los caballos son para lujo. De tontos no tienen nada, menos de burros. Las mulas no caen en un hueco donde cae el cabello y también presienten el peligro, no las muerden las culebras, mientras que a los caballos sí”, indicó este finquero.

Los expertos aseguran que si se les trata con paciencia, amabilidad y comprensión, las mulas aprenderán a confiar y obedecer, pero si se les maltrata, no harán caso.

Amistoso

Buen amigo. González es el dueño de Burritos de Costa Rica, una finca ubicada en San Antonio de Belén, 300 metros al oeste del balneario Ojo de Agua, donde se crían burros y mulas. Allí venden unas cinco mulas al mes.

“Pancho es muy amistoso, él busca a las personas para estar con ellas. Lo soltamos esta semana, ellos se liberan para que vayan desarrollándose, hay que darles tratamientos para que agarren defensas, que reciban viento, polvo, agua, barro, todo lo que brinda la naturaleza porque no se pueden tener encerrados en el corral, ya que pierden defensas, el animal nació para estar libre”, aseguró el experto, quien indicó que es el criador más grande del país de estas especies.

Según escribió el biólogo Francisco Durán en un artículo para el Museo Nacional, las mulas y burros, así como algunos otros animales de tiro (de transporte), han tenido todo un historial de ser considerados testarudos y en ocasiones poco manejables. Sin embargo, estos animales han aportado mucho a la civilización humana y la sociedad costarricense.

“Revisando las páginas del libro “Y las mulas no durmieron” de Carlos Molina Montes de Oca, se nos revela cómo los hombres arrieros y las mulas fueron, sin duda, los primeros impulsores del desarrollo económico costarricense. Claro, en esos tiempos para transitar rodeando cerros, por viejos caminos indígenas y laderas, ¿qué mejor que la mula y el arriero?, como nos dice el autor: “La humilde mula, incansable, tenaz, viajera del día y de la noche, siempre con la pesada carga en el endurecido lomo”.

Así son las mulas generalmente, por eso Panchito llama la atención. (Cortesía)

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