Ixmucané Hernández es la mamá de dos chiquitos, de 2 y 3 años, a los que ella y su pareja decidieron no llevarlos a vacunar contra la tosferina, pues se habían informado en Internet y por medio de miembros de grupos antivacunas del país sobre los “riesgos” de estos medicamentos en los cuerpos de sus hijos.
La decisión no fue la adecuada, ya que a finales de febrero de este años los pequeños contrajeron la enfermedad.
"Nosotros teníamos información de fuentes como Internet y de amigos, pero esa información no fue la más acertada. No era que no quisiéramos vacunarlos, sino que sentíamos que los cuerpos de nuestros hijos se tenían que preparar para recibir esa clase de químicos en sus cuerpos.
“Tenemos un hijo mayor de ochos años y sentíamos que estaba lo suficientemente fuerte para que pronto fuera vacunado, pero se nos adelantó la situación con los dos más pequeños pues no esperábamos que pudieran padecer esta enfermedad”, destacó la madre.
Debido a la situación, Hernández decidió compartir su testimonio e invitar a aquellas personas que aún no han vacunado a sus hijos, que acudan a los centros de salud para protegerlos contra la tosferina y otras enfermedades.
"Quería esperar a que estuvieran más grandes, porque no sabía que había enfermedades que los podían atacar siendo tan pequeños. La principal lección es que nada está escrito en piedra y por dicha tenemos la capacidad para adaptarnos y evolucionar.
“Sinceramente no éramos conscientes del riesgo de no vacunarlos. Creíamos que la información que manejábamos era la correcta y también creíamos en la inmunidad colectiva, que consiste en que los niños estuvieran protegidos porque mucha gente alrededor estaba protegida", añadió.
La joven agregó que la decisión de no vacunarlos la tomaron con base en el amor, ya que para ella, los papás que deciden vacunar a sus hijos, así como los que no, aman a sus hijos, solo que sus decisiones son opuestas.
Síntomas empeoraban
La mamá comentó que los niños tuvieron una tos durante un mes, que se complicó con el paso de los días.
“Primero los llevé al Ebáis, pero los tratamientos de la tos normal no funcionaron. Fuimos donde una neumóloga y cada día era peor, porque se asfixiaban en las noches, tenían dificultad respiratoria y mucha flema. Los llevamos al Hospital de Niños y ahí dieron el diagnóstico”, comentó.
Ixmucané dijo que la atención que recibió en el hospital fue excelente e inmediata, ya que a sus hijos los atendieron con mucho cuidado, con el fin de controlar la enfermedad y evitar el contagio en otros chiquitos.
LEA MÁS: Investigan si alteraron carné de vacunas de chiquitos que se enfermaron de tosferina
“Recibieron antibióticos durante siete días y ahorita se recuperan en la casa. La tos y la flema les podría quedar durante unos tres meses, pero ahorita no toman medicamentos. Una vez que se curen del todo, se les puede empezar a poner las vacunas, se aplicará un esquema diseñado para sus edades”, agregó.
La joven se sorprendió al ver que las autoridades estuvieron anuentes a ayudarla, dejando de lado una posible persecución o que tomaran medidas legales contra ella y su pareja por lo ocurrido.
“A partir de esta experiencia, muchas personas se me han acercado contándome que tienen miedo de llevar a sus hijos a vacunar por temor a las represalias o que se les acuse de negligencia. Yo les he dicho que todo saldrá bien, porque las autoridades ponen en primer lugar el bienestar de los niños”, dijo.
Esta mamá manifestó que en el hospital les dieron información importante sobre los componentes de las vacunas.
“Me explicaron que las vacunas están hechas con otros tipos de materiales más benignos para el cuerpo e inclusive me hablaron de la importancia de que una mamá embarazada se vacune contra la tosferina para evitar que el bebé se enferme antes de los dos meses de edad”, finalizó.