El padre Sergio Valverde ha visto de todo en esta vida y ha ayudado a miles de niños, pero según nos contó, en su más reciente fiesta navideña, que celebró en el municipio de Totonicapán en Guatemala, hubo tres pequeños que se robaron su corazón.
Y es que el padre, de la mano con las Obras del Espíritu Santo y la parroquia San Miguel Arcángel, cumplieron por noveno año consecutivo la tradición de llevar felicidad a los niños de este municipio, uno de los más pobres de la zona.
Eso sí, la celebración de este año fue extraespecial ya que por primera vez organizaron una para más de 5.000 niños con quequito, comidita y dulces. Incluso los mandaron cargaditos para la casa con 5 libras de pollo para compartir con sus familias y, claro, no podían faltar los regalos.
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Fue ahí donde tres pequeños le sacaron las lágrimas al padrecito.
Navidad como ninguna otra
“Te voy a contar de tres historias que me conmovieron”, dijo el padre Sergio en entrevista para La Teja.
“La primera es que un niñito, que iba saliendo, se puso a llorar cuando le dieron una bola de fútbol. La agarró a besos, nosotros contamos hasta 20 besos, y dijo que era lo que había soñado toda su vida.
“Otro chiquito, cuando estábamos repartiendo los juguetes y la comida, se puso a llorar cuando le dimos la bolsa llena de pollo congelado (...) Este niño abrazaba el pollo contra su pecho y decía que iba a poder comer con la mamá. Estaba feliz porque iba a poder comer bien rico esta Navidad con su mamita”, recordó el padre con cariño.
“Ahí es donde uno dice: ‘Todo sacrificio que hagamos, es nada a la par de lo que han vivido estos niños’.
“Los otros fueron dos hermanitos y fue muy lindo porque el chiquito abrió el de la chiquita y la niña el del niño para compartirlos y, los dos se dieron un abrazo mientras decían que era lo que le habían pedido al niño”, narró con emoción.
Según nos contó el sacerdote, estos niños viven en condiciones de pobreza extrema, donde muchos de ellos no tienen electricidad ni agua potable en sus casas. De hecho, para aportar un granito de arroz, la mayoría de ellos se dedican a limpiar zapatos, cosechar o recolectar.
“No saben lo que es jugar, muchos no saben lo que es la escuela y acá los fríos son terribles, entonces los hemos ido apoyando con comedores, cositas y bueno, ahora en Navidad, para que tengan su fiesta y su comidita”, dijo el cura.
“Los niños de estas zonas son muy calladitos, los llaman los ‘Niños del Silencio’, pero poco a poco se han apuntado a jugar y hasta cantar. Es una experiencia que va creciendo día con día. Empezamos con un pequeño grupo de niños y ahora tenemos dos fiestas de 2.500 niños cada una”, explicó.
Tradición
Esta fiesta nació hace 9 años cuando el padre Sergio realizó una misión a Guatemala. Ahí se dio cuenta de la necesidad en la que vivían estos niños y se puso manos a la obra para mejorar la calidad de vida de estos pequeños.
Comenzaron con obras de bien social, comedores, ayuda y, entre el montón de ideas que tenían en mente, fue donde nació la idea de hacer una fiesta navideña.
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Claramente no todas fueron tan grandes como las de ahora. Según nos explicaron en Obras del Espíritu Santo, comenzaron organizando la celebración junto con la parroquia San Miguel Arcángel para unos 1.000 chiquitos.
Poco a poco la cosa fue creciendo, más niños se apuntaron, patrocinadores se fueron uniendo y ahora van por más de 5.000 niños cumpliendo sus sueños de Navidad.
“Es muy lindo porque los ves a todos, pero todos, brincando y comiendo, ¡labor cumplida!”, añadió.
Pero esto es solo el inicio, según contó el padre Sergio, su sueño es eventualmente unificar todo Centroamérica en una especie de “Navidatón”, en la que se dediquen a llevar fiestas y alegría a los niños en estas épocas tan especiales todo los años.
“Con esta ya estamos uniendo Centroamérica, solo nos falta Honduras pero esperamos entre enero y febrero de este 2025 estar iniciando por allá. Pero estamos muy felices de unir Centroamérica”, contó con alegría.
Su próxima parada en esta fiesta de la alegría masiva es este sábado 28 de diciembre en la Ciudad de Guatemala, donde se organizó una fiesta para 3.000 niños y, según nos adelantó, de ahí agarra vuelto directo para El Salvador donde va a llevar una feliz navidad a otros 1.300 chiquitines.