En medio de la fiesta que le organizaron los colaboradores de la Asociación Obras del Espíritu Santo al sacerdote Sergio Valverde, y entre una canción y otra del mariachi que le llevaron por sorpresa, el padre recordó que la Asociación comenzó en medio de dolor, muerte, drogas y amenazas de muerte, pero él se prometió seguir luchando por el barrio Cristo Rey con todas sus fuerzas y esa decisión también fue parte de la celebración.
El padre Sergio cumplió 55 años este martes 28 de febrero y su principal agradecimiento fue para Dios, porque es quien siempre le echa el hombro, desde hace poco más de 20 años, cuando arrancó su obra de ayuda a los que más necesitan en los barrios del sur y diferentes partes del país.
“Si mil veces naciera, mil veces sacerdote fuera”, es la frase de batalla del sacerdote, quien recordó que al inicio de su obra, en el josefino barrio Cristo Rey, justo donde ahora hay una capillita, él encontró una niña que había sido violada por ocho hombres a la cual habían enterrado viva, además, encontraron huesos humanos de niños.
“Todo el mundo me decía que me fuera de Cristo Rey, que ahí solo drogas y muerte, que no valía la pena y que me podían hasta matar, incluso fui amenazado. Tenía dos opciones, irme o quedarme y luchar por los más necesitados. De la mano de Dios decidí quedarme y hasta el día de hoy él no me ha abandonado, porque gracias a él se transformó un lugar de muerte en uno de vida, alegría y amor”, contó el padre antitos de que el mariachi Calderón, con don Cabis Calderón a la cabeza, se mandara con la tercera canción.
En la fiesta cumpleañera hubo arrocito con siempre, con los infaltables frijolitos molidos, ensaladita, queque, bombas y manteles que “extrañamente” eran de color morado y blanco, justo como los colores del Deportivo Saprissa.
Por supuesto, había niños que muy agradecidos no dejaban de felicitar al padrecito, quien fue siempre el centro de atención, hasta que llegó el queque y los chiquitos se concentraron totalmente en la tajada que les iba a tocar; sí seguían abrazando y festejando con el padre, pero se veía que deseaban más darle un buen abrazo al queque.
“Le doy gracias a Dios por la vida. Me siento con tremenda alegría, con más fuerza, con más salud y más ganas de servirle al pueblo de Dios, de hacer lo que más me gusta, dedicarme a la gente más sencilla, la de los precarios, los que más necesitan.
“A veces duermo en un camión, a veces duermo en un parque, todo eso me hace libre y agradecido porque cumplo años en un ambiente sano y de servicio a los demás. Jesús, siendo el dueño de todo el universo, decidió ser pobre, ahí hay un misterio escondido y debemos descubrirlo como corresponde, sirviendo”, festejó el sacerdote, quien entre los 54 y 55 años, superó hasta el covid-19.
Hijo predilecto
“En la sesión del Concejo Municipal (del pasado 27 de febrero) se hizo un merecido reconocimiento al padre Sergio Valverde, declarándolo Hijo Predilecto de la Ciudad de San José.
“Un sacerdote que ha dedicado su vida a servir a los más necesitados, muy especialmente a los niños de nuestro país. Ha puesto en práctica uno de los principios más valiosos del cristianismo, como lo es el amor al prójimo, con su proyecto Obras del Espíritu Santo y con su compromiso con los más pobres, no solo de Costa Rica, sino también de otros países centroamericanos”, explica el alcalde de San José, Johnny Araya, quien recibió al sacerdote para darle el reconocimiento.
El padre, por supuesto, estaba todo contento con el reconocimiento.
“Agradezco el gesto tan lindo del Consejo Municipal. Es un reconocimiento que lo veo como un regalo de Dios, que me obliga a seguir luchando más por lo que amo, los pobres. La lucha es no solo de San José, sino en todo el país. Es un reconocimiento más de los niños que mío. Yo soy solo uno más del gran grupo de trabajo”.
Lucha libre
En una promoción que hubo de la lucha libre en Cristo Rey, el pasado fin de semana, el padrecito se animó y se metió a un ring que se puso frente al edificio de Obras del Espíritu Santo y hasta luchó usando la máscara plateada de un gran famoso luchador mexicano, El Santo.
“Yo me apunto a todo. Si es fútbol, juego fútbol. Los miércoles aquí hay mejenga y yo mejengueo. También me tiro al agua en la piscina. Había lucha libre y me apunté, me gusta todo lo que sea deporte, deseo poder practicarlo más, pero no puedo por el tiempo. Me apunto a todo por los niños, para que vean que con amor todo se puede hacer”, reconoció.