En el Albergue de la Alegría de Obras del Espíritu Santo vive una niña con una historia que duele profundamente en el alma.
Ella pronto cumplirá cinco años y por tratarse de una menorcita no revelaremos su nombre real, sino que la llamaremos Angélica.
El Padre Sergio Valverde, fundador de Obras del Espíritu Santo, contó la fuerte historia y aseguró que para él la pequeña es un regalo de Dios.
Angélica es hija de una pareja de haitianos y desde el momento en que su mamá quedó embarazada fue rechazada por el padrastro.
El odio del hombre por la pequeñita que se formaba en el vientre de su compañera era tan grande que varias veces trató de causarle la muerte golpeando el vientre de la mujer.
Por pura misericordia de Dios la chiquita se aferró a la vida y pudo nacer, sin embargo, llegó al mundo con serias limitaciones físicas, ya que sus piernas nacieron incompletas y sólo tiene un bracito.
La condición en la que nació fue tomada de forma muy negativa por los papás. El padrastro trató de asfixiarla con una almohada horas después de nacida, pero afortunadamente la guerrera logró sobrevivir al atentado. Luego de eso la pareja huyó del hospital y dejó abandonada a la niña.
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Callada y muy especial
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) tomó en custodia a la niña y con solo tres días de nacida la entregó al Albergue de la Alegría, porque sabía que ahí no le iba a faltar amor.
“La niña es negrita, hermosa, un regalo precioso de Dios. Llegó al albergue recién nacida y ya está a punto de cumplir los cinco añitos. Cuando hay gente que la rodea, siempre está en silencio, cuesta mucho llegarle al corazoncito y ganarse la confianza de ella.
“Ya cuando uno logra ganarse esa confianza se da cuenta de que es una niña muy especial. Le encanta ponerse diademas, pulseras, collares, si puede se pone cien de todos colores. Con sus limitaciones literalmente correo, tiene un carácter fuerte, se hace apeados a todos los niños, entonces yo le digo: ‘ay mi amor, eso es usted con un brazo, Dios guarde con dos’, le da risa y sale corriendo”, relató el cura.
Angélica está en el kínder y es la líder de su grupo. Pese a sus condiciones especiales no le gusta que la ayuden a hacer sus cosas.
Aunque desde que nació ha vivido en el albergue llena de amor y cuidados, parece que los maltratos que sufrió cuando estaba en el vientre de la mamá de alguna manera la afectan.
“Le tiene mucho miedo a las voces masculinas, seguramente las asocia con la del padrastro cuando estaba en el vientre materno. Yo mismo al principio tuve mucha dificultad para acercarme a ella, ahora ya me dice ‘Papi padre’”, agregó el padre Sergio.
15 años tiene el Albergue de la Alegría
Albergue lleno de luz
Además de Angélica, en el Albergue de la Alegría hay 19 menores más que van desde meses de nacidos hasta los 12 años.
El padre Sergio contó que hay espacios para grupos de hermanos, porque ellos piden que no se separen los niños de sus hermanitos cuando están a cargo del PANI.
En el albergue trabajan 14 personas de planta: hay cuidadoras, una psicóloga, una trabajadora social, una nutricionista, una miscelánea, una cocinera, una directora del albergue. Además, hay un equipo de unos diez voluntarios que presta colaboración.
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El sacerdote hizo énfasis en que todo el personal, ya sea de planta o voluntario, está altamente calificado para trabajar con niños.
Los pequeños del albergue se acuestan tempranito, así que ya a las 5 a. m. están en pie y con mucha energía para empezar su día.
Lo primero que hacen al abrir los ojos es hacer una oración y luego se bañan, los más grandecitos lo hacen solos y los pequeñitos reciben ayuda de las cuidadoras.
Ya a las 6 a. m. todos están listos para desayunar y los que deben ir al kínder o a la escuela, hasta con el uniforme puesto están. Los menores van a los centros educativos en transporte propio de Obras del Espíritu Santo.
Además de los horarios de estudio, los pequeños tienen horarios para distintas tareas deportivas y de aprendizaje por medio de distintas disciplinas.
“Aquí los niños tienen canchas de básquetbol, de fútbol, piscina, áreas de estimulación y según sean sus edades algún apoyo educativo, tenemos el CEA (Centro Educativo de la Alegría). Aquí hay maestras graduadas, tenemos entre 15 y 20 maestras de planta que atienden a nuestros niños del albergue, los de la guardería y los demás que atendemos, para que puedan hacer sus tareas, puedan estudiar, y si alguno se está quedando un poquito rezagado, ayudarle a salir adelante.
“Tenemos tiempo de oración con las comidas, a las 9 a. m., al mediodía, a las 3 p. m.; se les enseñan valores y se toma muy en cuenta la recreación, porque como niños la necesitan mucho.
Estricta dieta
El padre Sergio contó que los horarios de comida, los menús y las porciones de comida son establecidos por el PANI y el Ministerio de Salud.
“Ya está establecido el menú de todo el año, va según la edad y el peso de los niños, por eso tenemos una nutricionista. Además, el PANI es muy cuidadoso con eso y hace constantes visitas para revisar a los menores, los miden y los pesan para asegurarse de que no les falta peso, pero que tampoco les sobra porque no queremos tener problemas por sobrepeso”, explicó el religioso.
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En cuando al financiamiento del albergue, el 50% es asumido por parte del PANI y el otro 50% por Obras del Espíritu Santo.
“Por eso es tan importante la ayuda que nos da la gente por medio de las alcancías, bingos, padrinos, donaciones”, aseguró el sacerdote.
El Papi padre, como le dicen al padre Sergio los niños del albergue, asegura que cada ayuda que llega a sus manos representa una gran bendición para los niños a los que lleva alegría.
“Me da mucho dolor ver las necesidades que pasan muchos niñitos que no tienen qué comer, mientras que al mismo tiempo otros despilfarran en cosas superficiales sus dineros. A veces me regalan mucho cereal, pero al no tener leche tenemos que darles a los niños el cereal con agua de azúcar, eso me duele en el corazón.
“Me toca ver también la soledad y la tristeza de muchas mamás que viven en precarios y han dejado sus niños encerrados para ir a trabajar porque no tienen otra opción, si no trabajan se mueren de hambre. Duele mucho la injusticia que se vive en la sociedad”, expresó.
Obras del Espíritu Santo impacta a aproximadamente 150 mil niños de todo el país en distintas áreas: alimentación, recreación, educación, psicológicas, de salud. Si usted quiere poner su granito de arena puede hacerlo por medio del SINPE Móvil 8959-2020.