¡Se busca con mucha fe! Tiene todo en contra para que no aparezca, pero la fe mueve montañas y no nos queremos quedar sin aportar un granito de arena para que por fin aparezca la Biblia del padre Sergio Valverde, de Obras del Espíritu Santo, perdida desde hace 20 años.
Por eso les decimos que humanamente la situación tiene casi todos los números de la rifa para un no, sin embargo, también nos cargamos de positivismo, de buenas vibras y de ilusión para que el pequeñito milagrito suceda.
Vamos a contarles paso a paso qué fue lo que pasó, cuándo y dónde para ver si entre todos hacemos una muy fuerte cadena de fe y por ahí puede ser que el primo de un tío del amigo de su papá tenga alguna información importante.
El pasado lunes 29 de abril fuimos a la Asociación Obras del Espíritu Santo, en el barrio Cristo Rey de San José, porque hubo conferencia de prensa en la cual la Municipalidad de San José confirmó la donación de 389,6 millones colones --más los intereses y las bonificaciones que correspondan-- al proyecto Torres del Espíritu Santo, que ayudarán a jóvenes mayores de 18 años en riesgo social.
Ese dinero significará unas 25 habitaciones del total de 372 que tendrán las dos torres que espera construir el padre Sergio en un terreno ubicado entre barrio Cuba y Cristo Rey, siempre en San José.
Justo ese día llegamos al evento como 20 minutos antes y eso nos permitió ver cómo alistaban todo para la conferencia y así vimos como pusieron en la mesa principal una Biblia, de inmediato nos imaginamos que era la del padre Sergio y así nos picó el gusanillo para preguntarle al sacerdote sobre la historia de esa en particular.
Después de que finalizó el evento y casi todos los invitados se habían ido, nos acercamos al padre para preguntarle por la historia de la Biblia que todavía estaba en la mesa principal.
Gran dolor
Jamás nos imaginamos que la simple pregunta sobre cuál era la historia de la Biblia iba a abrir varias puertas en el padre: la puerta de la esperanza, del dolor, de la fe y la de: “ayúdenme”.
En verdad que tras la pregunta al padre se le perdió la mirada, le cambió totalmente el semblante, como que se le llenó de dolor y lo primero que nos dijo fue: “No. La historia de esta Biblia no. Por favor, déjeme contarle la historia de mi Biblia, la Biblia de mi vida, la que amo, la que perdí”.
Sin saberlo, con una pregunta le llegamos directo a un anhelo profundo y de años.
Él no habla de eso, casi no le cuenta a nadie. Lo comprendimos perfectamente, son esos dolores que uno lleva en el corazón, que no le cuenta a nadie y que con los años no es que lo supera, sino que se acostumbra a vivir con él.
Creemos que tocamos el tema el día y hora indicados, porque logramos que el director de la Asociación Obras del Espíritu Santo se abriera y nos explicara por qué lleva un tremendo dolor en su corazón.
“Lo primero que tengo que explicarle, para que comprenda muy bien la situación, es que desde muy niño, desde que aprendí a leer, todos los días de mi vida, y hasta el día de hoy, leo la Biblia antes de dormir. Eso me lo enseñaron mis papás y lo aprendí muy bien.
“Desde que entré al Seminario soy una persona que siempre anda la Biblia en todos lados, no hay lugar al que no la lleve: mientras me atienden en una cita, mientras voy en el carro. Me gusta leerla, subrayarla”, recordó el padre.
Regalo de sus papás
Los recuerdos lo llevaron al punto exacto que quería contarnos. “Tenía una Biblia, la Biblia de mis amores, porque fue con La Biblia que hice todo el seminario para hacerme sacerdote. Esa Biblia me la regalaron mis papás.
“Usted no tiene una idea del esfuerzo que hicieron mis papás para comprarme esa Biblia. Ellos hicieron hasta lo imposible para que yo entrara al seminario con una Biblia y con una pijama. Lo lograron y estaban muy felices por ese regalo que me dieron”, aseguró.
Los papás del padre Sergio ya fallecieron, fueron don Luis Gerardo Valverde y doña María de Los Ángeles Espinoza. Don Luis trabajaba como guarda y doña Marielos, como le decían de cariño, vendía de todo y también planchaba y lavaba en casas.
En diferentes notas anteriores les hemos contado que el padre Sergio viene de una familia muy humilde, si bien nunca faltó el platico de comida, sí hubo limitaciones como, por ejemplo, almorzar por varios días solo caldito de frijol con pan añejo. Él es el mayor de cinco hijos.
Llena de apuntes
Recuerda el padre que en esa Biblia tenía todos sus apuntes, él la rayaba cuando consideraba, además, cuanto sacerdote amigo que conocía se la firmaba o bien si algún cardenal venía al país, un nuncio apostólico e incluso el motivador católico Salvador Gómez.
El Padre Sergio, siendo seminarista, les pedía que le firmaran su Biblia amada en las primeras dos hojas y ya iba como por la tercera de tanta firma.
“Todas las materias que estudiaban la Biblia, que llevé en el seminario, las gané con ese regalo que mi hicieron mis papás con tanto esfuerzo; también la tenía llena de mis apuntes de esas clases que llevé. La rayaba abajo, a los lados, le ponía palabras clave, apuntaba versículos clave que me aprendía de memoria. De principio a fin la tenía subrayada”.
¿Dónde se perdió?
¿Cuándo se le perdió la Biblia amada al padre Sergio? Hace aproximadamente 20 años, en diciembre del 2004, estaba yo recién ordenado sacerdote (el padre tiene 56 años) y fui a celebrar un matrimonio en la iglesia de San Joaquín de Flores, en Heredia.
“Fue como que duramos un poquito más de lo debido en el matrimonio y se venía otro evento y tuvimos que salir muy a la carrera, había un señor bastante bravo por lo que duramos, entones me concentré en salir rápido y no nos dio tiempo de recoger nada.
“Estoy seguro que fue ahí, porque yo siempre me quedo hablando con la gente, tenía cuatro años de haberme ordenado sacerdote y este año cumplo 24. Como que se metió mucha gente a seguir conversando conmigo y, literalmente, nos hicieron sacados. Dejé mi maletín, mis ornamentos, no pude sacar nada”, recuerda con dolor el padre.
Fue tan a la carrera que lo sacaron de la iglesia de San Joaquín de Flores en Heredia, que otra persona tuvo que quedarse para recogerle el maletín, porque el padre Sergio no podía quedarse, ya que tenía misa en el barrio Cristo Rey de San José.
Se lo pide a Dios
Cuando le devolvieron las cosas estaba todo completo y en perfecto estado, pero no venía la Biblia que él tanto amó y ama.
Es una Biblia con pasta roja, ya la había empastado como tres veces de tanto usarla. Es una Biblia Jerusalén que tiene todo el esfuerzo de los papás, tiene los siete años de seminario, siete años de escribirle en las esquinas, de ponerle apuntes, además, tiene el nombre: Sergio Valverde Espinoza.
“No crea, 20 años después yo añoro recuperar mi Biblia. Poco le pido yo a Dios para mí, él conoce mi corazón, mi relación con él es tan linda que trato de solo darle gracias y trabajar para él. Para mí yo no le pido nada a Dios, porque ya me lo ha dado todo. De mi sueño de vida, solo me falta morirme, porque ya en Dios lo encontré todo.
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“Si hay algo que le pido a Dios es que aparezca mi Biblia, para no morir incompleto, el resto ya he logrado más de lo que me merezco en la vida. Me moriría incompleto si no encuentro mi Biblia”, se sincera el padre.
La comunicad de San Joaquín de Flores, en Heredia, podría dar alguna pista de la Biblia del padre Sergio. Quedó en la iglesia católica de la zona y de fijo alguien por error la recogió. Estamos seguros que alguien por ahí la tiene y hará hasta lo imposible por devolverla.
Es muy fácil, se comunica a Obras del Espíritu Santo, al teléfono 2286-1717.