Los peluches del país se tirarán a la calle para protestar contra la violencia infantil.
Esta manifestación será este viernes 9 de marzo, entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde, en la Plaza de la Cultura, en el puro corazón de Chepe, y será parte de la campaña “Escuchá su voz”, de la organización Aldeas Infantiles SOS.
Apenas nos dimos cuenta que los peluches se tirarían a la calle, pedimos una entrevista urgente con el mero mero, el papá de los tomates, la tapa de los peroles en temas “peluchísticos”: su majestad don "Osito de Peluche".
De inmediato aceptó recibirnos y muy amable nos atendió en sus oficinas para hablar del amargo tema de la violencia infantil y la forma en la que ellos, los peluches de cualquier tipo, tienen que ayudar a diario a cientos de niños ticos que les cuentan por las noches las duras experiencias de golpes, gritos y hasta violaciones sexuales que sufren en escuelas, calles o en sus propias casas.
- ¿Por qué ustedes los peluches son tan queridos entre nuestros hijos?
Estamos para ocupar un vacío, un espacio. Podemos representar un hermanito para aquel hijo único, una mamá o un papá que ya no está. Somos sueños por cumplir, somos la ayuda contra los temores, la compañía cuando la luz está apagada y los defendemos de los monstruos de la oscuridad.
- ¿Siempre es puras tejas ser ese osito querido?
Desgraciadamente no. También servimos para que sus hijos se desquiten cuando tienen cólera, cuando ellos piden algo y no se los dan. Nos gritan y hasta hay algunos que nos pegan o nos esconden por días porque la cólera se la desquitan con nosotros.
- ¿Y es cierto que los niños les cuentan todo?
Totalmente. Cuando un niño es agredido, ellos por las noches nos cuentan todos los detalles, de la persona que los agredió y la forma en la que los agredieron. Cuando tenemos casos de niños agredidos sexualmente, que son de las cosas más difíciles de escuchar para un peluche, nos cuentan si les duele, nos preguntan por qué les hicieron eso y no sabemos ni qué responder.
- ¿En qué se convierte el peluche para nuestros hijos?
El cariño por nosotros día con día crece, de tanto contarnos y contarnos secretos nos volvemos una extensión de ellos, de los hijos. El peluche es esa parte secreta de los hijos. Incluso, sabemos de casos de niños que, al no tener un peluche, se inventan un amigo invisible.
- ¿Y hay alguna edad en la que el apego a ustedes es mayor?
Entre los tres y los seis años, porque en esa época el mundo mágico es muy fuerte. Incluso, hay niños que le cuentan a sus mamás que nosotros les hablamos. En situaciones donde un niño sufre un accidente, puede que el peluche se vuelva en ese amigo, esa compañía con la cual comparte el trauma del accidente.
- ¿En realidad usted se llama Osito de Peluche?
Mi nombre me lo pone cada niño, para ellos es importante nombrarme. Por ejemplo, para un hijo único es posible que ponerme un nuevo nombre al mes signifique esos hermanitos que quiere tener y no están. De hecho, algunos nos ponen nombres para poder echarnos las culpas cuando ellos se jalan una torta y entonces dicen: 'yo no fui fue Juancito el peluche'. Hay niños con mucha soledad que al tenernos un nombre se sienten acompañados.
- ¿Por qué nuestros hijos los quieren tanto por estos días?
Vivimos en tiempos donde papito y mamita trabajan, entonces al niño lo cuida un día la abuela, otro la tía, al siguiente una vecina. Los niños no logran una estabilidad en el hogar, un sentido de pertenencia. Jamás vamos a reclamar que los papás trabajen, eso es importante, pero entonces lo único que siempre está cerca del niño somos nosotros los peluches, por eso cada día nos quieren más y más.
- ¿No será que ustedes los peluches están jugando de vivazos y se creen la gran cosota?
Vieras que no. Hemos comprobado que nos convertimos en un desahogo, ayudamos a reconfortar al niño agredido, al abusado, estamos ahí para escucharlos y darles cariño. Una vez que nos cuentan todo, como nosotros jamás los vamos a juzgar, les ayudamos a recobrar la felicidad.
- ¿Un peluche es igual para niños y niñas?
Para los hombrecitos generalmente mandamos peluches de superhéroes, que sean fuertecitos, los pequeñitos necesitan sentir que su peluche es fuerte, eso sí, que sean buena gente. Para las niñas usamos peluches suavecitos, bien peluditos, muy llenos de colores, que sean tiernos y alegres.
- ¿Son egoístas los peluches?
Nunca. De hecho, entre más peluches tenga un niño, mucho mejor para nosotros. Incluso, hay niños que tienen un peluche favorito, a ese que le cuentan absolutamente todo, entonces los otros le damos consejos al preferido para que sepa tratar bien a ese pequeño que le cuenta cosas difíciles, como cuando hay alguien dentro de la familia que lo agrede físicamente o lo abusa sexualmente. Para esos casos somos perfectos porque oímos, cuidamos, callamos y acompañamos, nunca juzgamos.
- ¿Tiene sentimientos el peluche?
Para los niños sí. Reímos con ellos cuando nos cuentan alegrías, también lloramos con ellos cuando los agreden.
- ¿Es don Osito Peluche el mejor peluche?
Jamás. El mejor peluche somos todos: el de la película de moda, el tradicional osito peluche, uno en forma de carro, de avión, de almohada, el que sea, porque ya por las noches apapachamos y cuidamos a los niños.
- ¿Es bueno que un niño tenga peluches?
Sí, es bueno. Es una manera de conservar la inocencia, de conservar el asombro, la fantasía infantil.
- ¿Algún consejo para los papás?
Que se acerquen y escuchen, sin que los niños se den cuenta, cuando ellos hablen con nosotros. Incluso, es mejor que le pidan permiso, que le digan al niño que quieren compartir esa conversación, ahí podrían descubrir algún abuso. Los papás deben hacerse amigos del peluche, somos instrumentos de información, que no se les olvide que a nosotros nos cuentan todo.
- ¿Otro consejo más?
Los papás deben ser sensibles ante el peluche, no se lo pueden quitar así como así de la noche a la mañana, eso puede afectar al niño. Hasta para lavarlo deben tener sensibilidad, porque los niños se acostumbran al olor de su peluche y lavarnos sin decirle nada al niño puede afectarlo. Si se nos rompe algo, que lo reparen… somos ese amiguito fiel y esa reparación hace crecen el vínculo entre padres e hijos.