Un trasplante de órgano cada cinco horas. Con ese excelente promedio, los quirófanos de varios hospitales del país aprovecharon un fin de semana particular y al final se realizaron más de 10 en dos días.
Entre el sábado 15 y el domingo 16 de enero, la Caja Costarricense de Seguro Social activó los protocolos de trasplantes y se logró la donación de dos hígados, dos córneas, cuatro riñones, un corazón y tejidos como válvulas cardíacas.
Los órganos se consiguieron de donantes cadavéricos cuyas familias confirmaron el deseo de los pacientes de dar vida o salud a otros. Eso permitió ofrecerles nuevas oportunidades a seis personas de la lista de espera.
El doctor José Pablo Garbanzo Corrales, del Programa institucional de donación y trasplantes, destacó como la clave para el éxito la coordinación de los equipos en los hospitales. Todos actuaron con un gran compromiso para hacer la movilización necesaria, arrollarse las mangas y entrarle con todo.
Solidaridad es la clave
Como se sabe, la donación es un proceso de amor al otro, lo mueve el espíritu humano de la solidaridad de quien dona y el agradecimiento de quien recibe.
La solidaridad representa la capacidad que tienen los miembros de una comunidad de actuar como un todo.
Eso explica por qué en este tipo de donaciones no hay relación sanguínea de ningún tipo entre las familias del donante y el donador. Todo ese proceso se da por parte de los equipos de salud, unidos y coordinados entre los hospitales.
La ley ni siquiera permite dar a conocer a la familia del donante a quién se le donan los órganos.
Gran impulso
“Para la coordinación institucional de Donación y Trasplantes es importante dar a conocer la noticia de esta jornada, con el objetivo de resaltar que la CCSS está muy comprometida con el programa”, informó el Seguro Social.
El programa (de trasplantes) opera durante la pandemia con toda normalidad, añadieron desde la CCSS; y aprovecharon para pedirles a las familias que apoyen la cultura de la donación como parte de la experiencia de la vida.
El trabajo hecho el fin de semana demuestra que es posible hacer los trasplantes en una situación como la actual, claro, bajo las estrictas medias de seguridad de la emergencia por la pandemia.
Podemos donar
Para una de las encargadas de donaciones, la doctora Fabiola Chacón Chaves, este anuncio --de todo el trabajo hecho el fin de semana-- se hace para que las personas que están a la espera de un órgano sepan que el programa está activo y alerta, aun en pandemia.
“Costa Rica avanza en la cultura de la donación y estamos felices de saber que la Caja está preparada y activa en procura de los órganos, un avance que solo es posible cuando las familias están dispuestas a dar el paso más grande de bondad que pueda hacerse en momentos de dolor: un regalo de vida que comienza cuando decimos a la familia ‘soy donador, tengo esa convicción’”, dijo Chacón.
Tremendo avance
Con respecto al tema de donaciones de órganos, es importante recordar el primer trasplante de riñón con donante vivo.
Fue en el hospital Max Peralta el pasado 13 de diciembre y abrió una nueva etapa en este tipo de procedimientos en Cartago; además fue importantísimo para esa institución ya que fue la primera vez que se llevó a cabo un procedimiento así fuera de los tres grandes hospitales nacionales.
El proceso en el Max Peralta comenzó hace seis años, cuando los nefrólogos Ernesto Castro Aguilar y Orlando Cascante Jiménez impulsaron en el hospital la meta de hacer trasplantes de riñón en Cartago como parte de la atención a los pacientes de enfermedad renal crónica de la región.
El reto era alto, pero todo el hospital se puso la camiseta.
Se trata de un procedimiento difícil que solo alcanzan los equipos de alto rendimiento interdisciplinario con un amplio apoyo dentro del hospital, pues se forman grupos de trabajo coordinados: uno para la preparación de los pacientes, otro para la separación del órgano vivo y un tercero para el trasplante.
Se necesita una gran capacidad de coordinación entre todos ellos y el resto de los servicios. Sencillo no es, pero el equipazo demostró que tampoco era imposible.