La organización de la edición número nueve de la Marcha de la Diversidad esperaba unos 100 mil participantes este domingo 1 de julio, pero se quedó corta, porque el llenazo en todo el paseo Colón y parte de la avenida Segunda, fácil, fácil, sumaba más de 150 mil personas, cuidado y no más de 200 mil.
Todos los participantes demostraron que el orgullo y el amor a la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGTBI) crece día con día. Además, ese crecimiento lo confirman las más de 50 empresas y 55 organizaciones que apoyaron la actividad.
A las 9:00 a.m. se vivió el ZumbaPride (clase de zumba), a las 10:00 a.m. fue la Cleteada Diversa y la marcha oficialmente arrancó al mediodía frente a la estatua de León Cortés, recorrió el paseo Colón y la avenida Segunda, para finalizar con un concierto en la plaza de la Democracia.
“Estamos llamados a construir desde y para el amor, la Marcha de la Diversidad es un evento que hace un llamado a respetar la persona humana, a pesar de cualquier diferencia con otra, se hizo un llamados a la comunidad LGTBI a vivir esta actividad con el ejemplo de un país lleno de paz, como lo es Costa Rica”, afirmó Javier Umaña, presidente de la Asociación Marcha de la Diversidad
Sus palabras quedaron bien marcadas en la comunidad porque no hubo un solo incidente, todo se vivió entre música, colores, alegría, amor y respeto.
La actividad se realizó en distintas partes del mundo, donde las personas LGTBI hicieron un llamado de tolerancia y oportunidades iguales para toda la población.
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En menos de 10 años esta actividad ocupa el lugar número cinco entre las de mayor cantidad de gente que asiste en Latinoamérica, esto según InterPride, organización internacional coordinadora de este evento a nivel internacional.
Esta novena edición también contó con la participación de las delegaciones diplomáticas de Alemania, Argentina Canadá, Chile, Estados Unidos, España, Francia, Israel, México, Holanda, Reino Unido, Suiza, Unión Europea, así como del Sistema de Naciones Unidas con todas sus agencias.
Falta trabajo en zonas rurales
Hubo tres tipos de mariscales, la representante de una organización institucional fue la exvicepresidenta Ana Helena Chacón, del equipo jurídico del Gobierno pasado, quien lideró el grupo que realizó la consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre los derechos de la población LGTBI.
“Como país avanzamos en los derechos de una población que merece todo el respeto y la igualdad que existe, falta, pero al menos la administración anterior dio pasos firmes”, dijo Chacón.
La mariscal de una organización no gubernamental fue Ana Vega, propietaria de La Avispa, primer bar diverso en San José y una activista de la población LGTBI desde la década de los 70'.
“Cuando iniciamos en la lucha por los derechos de esta población jamás nos imaginamos que llegaría el día en que se podría marchar libres y con orgullo, estoy muy feliz”, aseguró Vega.
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Como mariscal en el apartado de figura artística, desfiló Jimena Franco, primera actriz costarricense trans, protagonista de la película “Abrázame como antes”, ganadora del premio a mejor actriz 2017 en el Festival de Cine de Guayaquil, Ecuador.
“Esta Marcha con tanta gente habla muy bien lo que hemos avanzado, pero me preocupa la población LGTBI de las zonas rurales del país, quienes todavía viven una tremenda discriminación y hasta agresión, por ellos es que se debe seguir trabajando y muy duro”, dijo.
También desfiló la primera dama de la República, doña Claudia Dobles; la ministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora; la canciller de la República, Epsy Campbell; el ministro de Comunicación, Juan Carlos Mendoza y Marcia González, ministra de Justicia.
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La Marcha, que también se conoce como Día Internacional del Orgullo LGTBI, nació en 1969 en Nueva York, Estados Unidos, luego de una serie de manifestaciones espontáneas y violentas tras una redada policial que se dio en un bar llamado Stonewall Inn, ubicado en Greenwich Village. Esas manifestaciones de la comunidad LGTBI fueron las primeras en la historia de ese país, en las cuales hubo una clara lucha contra una realidad social gringa que perseguía a los homosexuales, incluso con el apoyo de la policía.