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OPINIÓN: Vender las joyas de la abuela para enfiestarnos, es lo que quiere hacer Alvarado

Hagan lo que digo y no lo que hago. Así es este gobierno que el año pasado promovió salvar a las familias que gastan más de lo que ganan.

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Con razón el exministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, salió corriendo. Quiso marcar la cancha para evitar que caigamos al abismo y no lo dejaron. Foto: Casa Presidencial (Roberto Carlos Sanchez)

“Si usted vende las joyas de la abuela para mejorar su casa, para comprar más herramientas para su trabajo, para educar a sus niños, para darle salud, para reparar las cosas que tiene que reparar, vender las joyas de la abuela podría ser muy bueno. Si usted las vende para irse de vacaciones a un hotel de cinco estrellas a Guanacaste cuando no tiene los ingresos, eso es una irresponsabilidad”.

Así de claro es don Rodrigo Chaves, exministro de hacienda, al explicar la barbaridad que pretende el gobierno de Carlos Alvarado al pulsear el préstamo de $1750 millones con el Fondo Monetario Internacional, para atender el faltante de plata que tiene.

La mayoría de los que saben de temas económicos coinciden en que esa propuesta es solo para endeudarnos más, sin que el gobierno se soque la faja y reduzca gastos de una manera seria. Es enjaranarnos para seguir en la misma fiesta, como muy bien lo explica el exministro Chaves.

Lo irónico del asunto, es la gran campaña que promovió el gobierno, el año pasado, para combatir el sobreendeudamiento en los hogares, ya que en muchos de ellos no entra plata ni para comprar comida por la cantidad de deudas asumidas por gastar más de lo que reciben.

Ese plan de salvamento consistió en un proyecto de ley para que las entidades del sistema financiero permitieran a las personas altamente endeudadas refundir sus préstamos y pagar una cuota mensual más baja.

El plan fue dirigido a los trabajadores públicos y privados a los que más del 40% del salario se le va en deudas.

Eso que promovió el gobierno es justo lo opuesto a lo que hace hoy, como dice aquél dicho: Hagan lo que digo y no lo que hago. Nada que ver don Carlos.

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