Cuando en los hogares, en la escuela o colegio, escuchamos a los pequeños y adolescentes decir que quieren ser youtubers, es cuando cobra vital importancia para ellos y para los tatas, la ruda lección que recibió un joven de Quepos.
El protagonista de la historia es William Acosta Cubero, quien tenía el canal de Youtube: Willy TV. y fue sentenciado el 29 de abril, tras someterse a un proceso abreviado, a dos años de prisión, además de pagar ¢50 millones a una doctora y pedir disculpas (lo que ya hizo) por los mil condones que llegó a pedir con el fin de ganar algunos “likes”.
El delito por el que lo recetaron es captación indebida de manifestaciones verbales. En sencillo, quiere decir, por grabar a escondidas a la doctora que respetuosamente lo atendió en la consulta. Le llegó a pedir los preservativos con el argumento de que su novia es ninfomaniaca y la grabación ilegal era para su show “televisivo”.
¿De dónde va a agarrar ¢50 millones? Es la pregunta que surge al escuchar la noticia, y de inmediato la respuesta: como no tiene con qué pagar, la pena no quedará en nada.
Pero nada que ver, la deuda lo perseguirá por diez años, con embargos de salario, o si compra algún bien deberá ponerlo a nombre de otra persona para que no se lo quiten como un abono a la deuda, aseguran los expertos.
Y si la condena hubiera sido contra un menor de edad, los tatas salen rascando. Lo único que puede salvar al “simpático” Acosta es que la doctora tenga un corazón como el de la madre Teresa y se olvide de esa plata al quedar satisfecha con la aleccionadora condena y exposición que ha tenido el “famoso” youtuber desaparecido del mapa.