En Estados Unidos una buena jugada para que los jupones den el brazo a torcer, y se vacunen contra el covid-19, ha sido no permitirles entrar a ciertas actividades si no mostraban que ya habían recibido la punzada.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ya anunció la necesidad de tener un carnet si la persona está vacunada para poder entrar a lugares públicos a partir de agosto.
Y, además, se mandó rudo: “No tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la adolescencia de mis hijas, así como su derecho a estudiar adecuadamente, por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez se queda usted en casa , no nosotros”, enfatizó el mandatario por televisión el 12 de julio.
Estar vacunado apenas comienza a surgir como requisito para viajar, asistir a universidades e ingresar a ciertos locales, pero, esta exigencia podría hacerse común.
En Tiquicia estamos lejos de una medida de estas lamentablemente. Primero debemos alcanzar el porcentaje de la población vacunada que daría sentido a estos controles, pero sería bueno empezarlos a analizar.
A las autoridades de Salud les corresponde aumentar las campañas de información y persuasión sobre la importancia de la vacunación y seguir intensificando esfuerzos para que lleguen más dosis, porque solo así se controlará la pandemia.
El ejemplo está en Estados Unidos. En las últimas semanas, el 97 % de las hospitalizaciones por covid-19 son de personas no vacunadas y a ese grupo pertenecen el 99 % de las muertes.
Los numeritos hablan y sirven para reforzar la cultura de vacunación de los ticos.