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OPINIÓN: Un amargo trago de Cacique

Según el presidente, Carlos Alvarado, FANAL quebraría en 10 años y arrastrará con ella al Consejo Nacional de Producción.

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Desde la tercera semana de setiembre la Fábrica Nacional de Licores no produce guaro Cacique y para octubre del 2021 los bares y restaurantes no tenían para vender
La marca Cacique nació en 1980. (Tomada del Facebook de la FANAL)

Un trapito de dominguear de los ticos, el Cacique, o el cuatro plumas, como también le decimos, podría evaporarse, desaparecer.

La razón es muy sencilla. La deuda de ¢21.800 millones de la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) crece como una “bola de nieve” y pronto “será inmanejable”.

Según el presidente, Carlos Alvarado, la industria podría quebrar en 10 años y arrastrar con ella al CNP. De acuerdo con la Contraloría General de la República, el 90% del patrimonio del CNP se ha debilitado por cuenta de la Fanal.

El CNP nunca ha sido un ejemplo de eficiencia pero el papel de la Fanal como lastre no tiene discusión.

Un análisis de la firma auditora KPMG, contratada por $75.000, precisó el tamaño de la jarana. Durante décadas, la Fanal funcionó sin conocer sus pérdidas ni sus deudas.

Los defensores de la Fanal se empeñaron en mantenerla con vida y lo seguirán haciendo después de conocer los datos de KPMG. Es como si la fabricación de guaro y alcohol fuera una función estratégica del Estado, y ni aún con la pandemia llega a ese rango.

Es difícil saber si la década prevista por el presidente antes de la quiebra definitiva es un cálculo optimista. Podría ser antes.

Urge qué hacer con la FANAL pero el gobierno abandonó la más tajante y clara: venderla. El presidente justifica el plan porque teme que el producto de la venta solo sirva para pagar las deudas, y eso no sería buen negocio.

Discrepamos: todo negocio se hace para producir ganancias, pero si el resultado consiste en permanentes pérdidas, cesar la sangría es un fin deseable. En esa tesitura, la venta es una solución y, en su ausencia, el cierre.

Redacción

Redacción LT

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