Pobres alumnos, pobres papás. Me cuesta imaginar qué clase de educadores son los cuatro que en el 2020 tuvieron un desempeño “inaceptable”, o los 23 calificados conn”insuficiente”.
Solo esos 27, entre los maestros y profes de las 4.465 escuelas y colegios públicos evaluados fueron reprobados. El resto tuvieron nota “excelente” pese a que el Programa Estado de la Educación destaca que en los últimos cuatro años se dieron “los peores resultados educativos”.
Los 67.000 directores que pusieron las notas hicieron fiesta y regalaron las calificaciones como en piñata. No descarto que hayan excelentes educadores, pero que solo 27 sean malos no se lo traga nadie.
De acuerdo con los directores, el 98% de docentes merece la calificación máxima; el 0,7%, “muy bueno” y el 1,2%, un “bueno”.
¿Con esas notas cómo entendemos que la UCR, la UNA y el TEC digan que los colegiales ingresan muy mal preparados en Matemáticas, Inglés, Química y otras materias, lo cual los obliga a dar cursos de nivelación?
El Tec revela que la preparación de los colegios académicos públicos es tan deficiente que, de 6.206 estudiantes que hicieron el examen de admisión, el 72% lo perdió.
¿Cómo con este panorama, el 98% de los educadores tiene un desempeño excelente? Ahí es donde la chancha tuerce el rabo.
En el MEP, que sobra decir es un desastre, dijeron que es porque el sistema de evaluación viene desde 1969 y fue hecho para medir diversos oficios y no a educadores. Será hasta el 2023 cuando sufrirá cambios.
Veremos con qué nuevo cuento van a salir, ojalá no sea erótico, como el publicado en la revista Conexiones del MEP sacado de la novela El Rey de La Habana.