“Yo recuerdo que al inicio de la pandemia usted tenía una presencia en medios realmente permanente, uno podría decir que hasta abrumadora (...). Pero cuando el tema de las compras empieza a ser más evidente, se abren investigaciones y se trasladan expedientes a la Fiscalía, lo vimos a usted, de repente, enmudecer”.
Así, directo y con los tacos de frente, le entró al presidente ejecutivo de la Caja, Román Macaya, la diputada liberacionista Yorleny León, quien preside la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público.
León, como una verdadera felina, le reprochó a Macaya su decisión de no declarar en la comparecencia del jueves y por haber minimizado las denuncias de la prensa sobre las presuntas irregularidades en compras millonarias de mascarillas durante la pandemia.
Macaya, para bajarle el piso a las denuncias de La Nación, hasta rajó con el gran equipo de auditoria de la Caja al que difícilmente se le podría escapar algo, pero al final le habrían metido varios goles. Los diputados investigan contratos de $4 millones para la adquisición de 12 millones de cubrebocas que terminaron en manos de proveedores inexpertos que incumplieron plazos de entrega.
Además, las irregularidades se expandieron como un virus con cuestionamientos por pagos adelantados por equipo de protección, recepción de tapabocas de uso no médico y presuntas anomalías en la contratación de vuelos para traer donaciones desde China.
Hasta el departamento jurídico de la Caja tuvo que ser intervenido para que le entrara al asunto.
Macaya decidió callar cuando para él no aplica aquello de calladito más bonito.